La mayoría de los políticos
no tienen imaginación; mejor dicho, tienen la imaginación de un niño que
intenta ocultar el desastre provocado en una habitación prohibida por sus trastadas.
Rompen algo y lo ocultan bajo la alfombra; o le echan la culpa a su primo. Pero
no tienen imaginación para pensar lo que harían a largo plazo, cuando fueran
mayores y crecieran. No crecen, les va bien así.
La verdadera política
ficción sería que un político dijera “vaya problema, la verdad es que no sé que
hacer, a ver si lo podemos resolver entre todos” Pero es más fácil y hasta más
útil decir que la culpa es de tu primo, el vecino de al lado. Y siempre
pensando que hay que salir adelante con un coste mínimo, esto es, dentro siempre
del capitalismo, nunca jamás cambiando nuestra forma de vida, eso sería un
suicidio político, por el contrario. ¿Se le puede pedir a un círculo que se
ponga esquinas? Pues tampoco al capital que se modere. La acumulación, el crecimiento
sin fin es su esencia. Por supuesto eso es incompatible con un mundo finito, el
único que tenemos. A la inversa que en las demás religiones, la del capitalismo
no concibe a los ateos, no hay imaginación para eso, no hace falta convertirlos,
no existen. El sistema es eterno. Las soluciones a los problemas, indudables,
que crea el capitalismo se buscan dentro del propio capitalismo, no hay nada
exterior a él.
La segunda creencia, tras su
inevitabilidad, del capitalismo es la innovación. Los problemas generados por
la tecnología, por ejemplo, supremo, se solucionan con más técnica, no con
menos. Los principales brujos, como en todo, no son sin embargo los ingenieros,
sino los economistas, los que le ponen esquinas al círculo (vicioso). Gracias a
la innovación se pueden solucionar todos los problemas del capitalismo. Y hay
una premisa tácita, ¿qué otro sistema nos podría dar todo esto? Por ejemplo, el
CO2 existe, no hay que negarlo (ni tampoco venir ahora con el cuento
de que es esencial para la vida, que sin él no habría ni fotosíntesis ni
temperaturas adecuadas en el planeta ni tres estados convenientes del agua ni…),
así que el CO2 es un incordio, incluso se puede culpabilizar a esta molécula
hasta hace poco benéfica. Calma, encontraremos soluciones, sumideros de carbono,
la tecnología nos descarbonizará. Y si la Tierra queda destruida para nuestros
fines, nos queda la NASA, es decir, otros planetas para empezar de nuevo. Qué bonitos
los viajes espaciales, hale todo el mundo de excursión; pueden llevarse a sus
mascotas. Ya está en ello Jeff Bezos y Elon Musk, el capitalismo espacial, la
nueva frontera, el nuevo destino manifiesto. El capitalismo siempre consigue
arreglar problemas menores, desregulando aún más los mercados.
Además, mientras solo
pensamos en el cárbono, mientras apuntamos al CO2, no pensamos en
nada más, no hablamos de los residuos, del agotamiento de las capas freáticas,
de la destrucción de la biodiversidad, del incremento de la desigualdad. Venga ya,
hombre, los problemas siempre terminan siendo oportunidades.