sábado, 12 de noviembre de 2022

No se me agobien

 

La mayoría de los políticos no tienen imaginación; mejor dicho, tienen la imaginación de un niño que intenta ocultar el desastre provocado en una habitación prohibida por sus trastadas. Rompen algo y lo ocultan bajo la alfombra; o le echan la culpa a su primo. Pero no tienen imaginación para pensar lo que harían a largo plazo, cuando fueran mayores y crecieran. No crecen, les va bien así.

La verdadera política ficción sería que un político dijera “vaya problema, la verdad es que no sé que hacer, a ver si lo podemos resolver entre todos” Pero es más fácil y hasta más útil decir que la culpa es de tu primo, el vecino de al lado. Y siempre pensando que hay que salir adelante con un coste mínimo, esto es, dentro siempre del capitalismo, nunca jamás cambiando nuestra forma de vida, eso sería un suicidio político, por el contrario. ¿Se le puede pedir a un círculo que se ponga esquinas? Pues tampoco al capital que se modere. La acumulación, el crecimiento sin fin es su esencia. Por supuesto eso es incompatible con un mundo finito, el único que tenemos. A la inversa que en las demás religiones, la del capitalismo no concibe a los ateos, no hay imaginación para eso, no hace falta convertirlos, no existen. El sistema es eterno. Las soluciones a los problemas, indudables, que crea el capitalismo se buscan dentro del propio capitalismo, no hay nada exterior a él.

La segunda creencia, tras su inevitabilidad, del capitalismo es la innovación. Los problemas generados por la tecnología, por ejemplo, supremo, se solucionan con más técnica, no con menos. Los principales brujos, como en todo, no son sin embargo los ingenieros, sino los economistas, los que le ponen esquinas al círculo (vicioso). Gracias a la innovación se pueden solucionar todos los problemas del capitalismo. Y hay una premisa tácita, ¿qué otro sistema nos podría dar todo esto? Por ejemplo, el CO2 existe, no hay que negarlo (ni tampoco venir ahora con el cuento de que es esencial para la vida, que sin él no habría ni fotosíntesis ni temperaturas adecuadas en el planeta ni tres estados convenientes del agua ni…), así que el CO2 es un incordio, incluso se puede culpabilizar a esta molécula hasta hace poco benéfica. Calma, encontraremos soluciones, sumideros de carbono, la tecnología nos descarbonizará. Y si la Tierra queda destruida para nuestros fines, nos queda la NASA, es decir, otros planetas para empezar de nuevo. Qué bonitos los viajes espaciales, hale todo el mundo de excursión; pueden llevarse a sus mascotas. Ya está en ello Jeff Bezos y Elon Musk, el capitalismo espacial, la nueva frontera, el nuevo destino manifiesto. El capitalismo siempre consigue arreglar problemas menores, desregulando aún más los mercados.

Además, mientras solo pensamos en el cárbono, mientras apuntamos al CO2, no pensamos en nada más, no hablamos de los residuos, del agotamiento de las capas freáticas, de la destrucción de la biodiversidad, del incremento de la desigualdad. Venga ya, hombre, los problemas siempre terminan siendo oportunidades.