miércoles, 11 de mayo de 2022

Leer como el escorpión

 

Lo que tienen en común, con décadas de diferencia, La España invertebrada (inveterada hubiera sido mejor título), La decadencia de Occidente y El fin de la Historia es que tanto Ortega como Spengler y Fukuyama no es que compartieran ciertas dosis de racismo y misoginia, sino que partiendo de ideas interesantes se habían hundido en una cenagal desmentido por esa historia que decían desvelar. Es lo que tienen las ideas, que no bastan solas si luego no desarrollan algo sensato. Por eso son muy interesantes de leer. 

En el manifiesto comunista de Marx y Engels que Lenin traicionó, ya se decía que la burguesía obligaba a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o a perecer; las obligaba a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas, creando un mundo a su imagen y semejanza. Hasta ahora lo ha logrado. Hoy es más fácil evocar el fin del mundo que el fin del capitalismo, porque esa implantación lo ha hecho hasta y sobre todo en la mente de las personas. El capitalismo se ha erigido en el único sistema socioeconómico, bien sea en sus formas más impuras, las socialdemócratas, como en las más pervertidas como en las cleptocracias como la rusa, porque el capitalismo no es ya un sistema socioeconómico, sino un sistema del mundo, como el de Newton. Lo que es distinto en este más de siglo y medio desde Marx es el equilibrio del mundo, porque ahora Europa y Norteamérica tienen a los rivales asiáticos a su nivel, incluso superándolos, pero los defectos del sistema se han agudizado: el expolio de los recursos del planeta y su destrucción y la creciente desigualdad entre los pocos que poseen mucho y los muchos que poseen apenas nada.

Leer a los clásicos es hablar con los muertos, pero el mejor dialogo es el de llevarles la contraria, no la de adoptarlos como un manual de autoayuda. Y es que todos los citados, Marx, Lenin, Ortega, Spengler, Fukuyama no son Marco Aurelio, Epicuro o Seneca. Pero comparten con estos el auxilio de evitar que caigamos en nuestros propios errores. Como el escorpión de la fábula con la rana y el río, nos invitan a hacer lo que deseamos hacer. 

Leanlos y luego llevenles la contraria, como buenos escorpiones

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía