miércoles, 13 de junio de 2018

Sugerencias paseando, 2


En el siglo VI y VII el erudito Isidoro de Sevilla se hacía eco del los relatos de algunos viajeros a las remotas islas asiáticas de la especias para explicar por qué y cómo era la pimienta negra. Resulta que los árboles de la pimienta crecían en bosques plagados y así custodiados por multitud de serpientes venenosas, por lo que los lugareños provocaban incendios para espantarlas y así recoger los frutos que resultaban ennegrecidos y rugosos, chamuscados. Isidoro, en sus maravillosas Etimologías (una forma de abordar todo el conocimiento de la época) no era especialmente crédulo comparado con la mayoría de sus contemporáneos, pero era un hombre de su tiempo y creía muchas cosas que se creían por entonces. Exactamente igual que ahora; personas cultas e inteligentes, aupadas además a la rumorología de las redes sociales, creen en los equivalentes a esos bosques de las Molucas plagados de ofidios mortales.


He estado en la selva. En la selva, bien llamada infierno verde, los pájaros no cantan: chillan de dolor y los humanos no viven, por muy prodigiosos que nos parezcan sus parcos recursos: sobreviven. Todo es muy admirable, pero sólo los urbanitas se admiran suficientemente.


Sólo los intelectuales o los salvajes que pintan sus cuerpos desnudos de azul consideran que las cosas triviales, como que te duela la cabeza, son símbolos de algo. El pensamiento mágico sobrevive en ambos grupos.

lunes, 11 de junio de 2018

Sugerencias paseando


A comienzos del siglo XV Enrique de Portugal era más conocido como Enrique el navegante porque mandaba a otros a navegar. De la misma forma se habla de monarcas demócratas cuando de serlo lo son los ciudadanos. Un rey es alguien hereditariamente adornado con plumas ajenas, que encarna una institución antidemocrática.

Las pateras llenas de niños sin sus padres. ¿Por qué esos padres embarcan a sus hijos en barcos precarios que se pueden hundir? Lo hacen cuando las aguas son más seguras que la tierra de la que huyen. 

Si es medianoche y la lluvia azota los cristales y escribes "es medianoche y la lluvia azota los cristales", eso es periodismo, pero si no es medianoche ni la lluvia azota los cristales, entonces eso es literatura y tú eres Samuel Becquet.

Paso ante solares adornados con las flores de la bandera republicana: rojo de amapolas, amarillo de jaramagos (saramagos en portugal, en todo caso humildes crucíferas emparentadas con la mostaza) y morado de las malvas. Al llegar al madrileño barrio señorial de Salamanca pienso que lo que mejor expresa la lucha de clases son esas puertas casi clandestinas, junto a los portales impresionantes, que se conocen como entradas de servicio.

En un canal abierto pasan una película de puro delirante graciosa: Hércules contra los hijos del sol, de un olvidado Osvaldo Civirani que enfrenta legiones romanas a hordas de incas.

Tener una ideología, ser fiel votante, no digamos militante, de un partido es elegir la versión de la realidad que mejor se acomoda a nuestros prejuicios. Como frecuentar las redes sociales: confirmar que la Tierra no gira alrededor del sol y que aunque lo haga, eso no es lo correcto.

Distinguir entre la mimesis y la paragone. La mimesis en arte es imitar la naturaleza; en cambio, la paragone es la competencia entre dos artes, normalmente la escultura en tres dimensiones frente a la pintura en policromía. En el renacimiento veneciano algunos artistas intentaron resolver la disyuntiva imitando a los antiguos romanos que pintaban sobre mármol, aunque ellos prefirieron la pizarra, como el gran Tiziano.

Entro en un café y compruebo que algunos encorbatados especuladores hablan como cirujanos: una operación que salió bien, otra que se malogró...

En lugar de eunuco, rodrigón. Rodrigón es ese palo tutor clavado en tierra que permite permanecer erguido o trepar a la planta auxiliada así. También es un criado anciano que servía acompañando a las señoras.

Vivimos la infancia como veraneantes y la vejez como rentistas, aunque no tengamos dinero en ninguno de los dos casos. Ahora los ancianos adoptan la ropa y el calzado deportivo de los jóvenes. Usan los chándales como pijamas de calle y las deportivas como zapatillas de casa para fuera, pero lo que no usan es marcas de prestigio costosas, saben lo que vale un peine, pero renuncian a los atuendos de caballeros y viejas damas en aras de lo cómodo, como cuando prescindieron del corsé.


miércoles, 6 de junio de 2018

La belleza




Bello no es bonito, ni sublime, ni maravilloso ni gracioso ni soberbio, pero sirve para calificar algo que nos gusta. Bello no es bueno, pero se le parece

Yendo supuestamente a lo esencial, el ideal de una biblioteca con un jardín para algunos seres supuestamente prácticos podría cumplirse con un frasco de clorofila y una tablet con mil libros cargados. Para mí no, porque la belleza implica también cierto abigarramiento en relación con la dulzura de vivir.

En términos evolucionistas, la belleza implica buenos genes que incitan a la reproducción (o a ser reproducidos, en la expresión del gen egoista de Dawkind, que no comparto). Por tanto, el piropo grosero expresa a las claras el tributo a la belleza.

Forman parte de la belleza la armonía y la simetría, pero no son lo mismo. De hecho, la simetría exacta se ve como una deformidad, basta con reproducir especularmente una mitad del rostro o del cuerpo para obtener una quimera horrenda aunque no sepamos en qué se basa. Tenemos una simetría bilateral levemente imperfecta y esa es también una definición prosaica pero exacta de la belleza.

Ante el avance del progreso, la belleza anterior se esconde o es anulada. Por contra, surge otra nueva. Un bello edificio que cementa un bosque.

Hay personas incapaces de percibir la belleza, a la que sustituyen con oropeles horteras. Otros la perciben como un agravio y se aprestan a destruirla. Abundan más los primeros, que también son más peligrosos.

Cuando el mundo no había sido aún mancillado ni transformado por el ser humano no existía la belleza. Para que exista la belleza se necesita al que la percibe. Por eso el Demiurgo concluyó su creación con el hombre y la mujer; necesitaba alardear. Umberto Eco creyó haber escrito una Historia de la belleza, pero lo que escribió fue una historia de la percepción de la belleza, que no es exactamente lo mismo. Eso, en cambio, lo entiende muy bien el mundo de la publicidad y del consumo.

Lo bello lo es por contraste natural con lo feo, de ahí la bella y la bestia.

Si nos quedamos en lo superficial, la belleza puede no parecer útil, pero la fealdad siempre es inútil.

domingo, 3 de junio de 2018

Los tópicos, masilla de la ignorancia





Una de las formas de ignorancia es el uso de tópicos y lugares comunes, que actúan como masilla para rellenar huecos y en los casos más exacerbados terminan formando un muro sólo con ese relleno. Se evidencia en la forma de hablar y escribir con frases hechas (recuérdese al anterior presidente del gobierno), refranes, etcétera. La riqueza a la hora de usar el lenguaje es reflejo de la riqueza en matices del pensamiento. Las imágenes tópicas al final sustituyen la simple ignorancia por certezas falsas. Por ejemplo, las repetidas imágenes de la Última Cena con Jesús en medio de sus apóstoles es un auténtico anacronismo sobre todo de la pintura renacentista. Comer sentados a una mesa es algo que se comenzó a hacer en Occidente a partir de la Edad Media. En Roma, por ejemplo, se hacia semi tendidos en divanes (clinia) compartidos, colocados de tres en tres en salones comedores (triclinium). Sin embargo nunca he visto una imagen de la sagrada cena con los apóstoles repartidos en divanes, que además hubiera sido ofensivo por rememorar al poder que habían sustituido. 

La ignorancia cuando es pura se puede subsanar finalmente, el problema es cuando está oculta por esa masilla tópica a la que aludo. Por ejemplo, y siguiendo con Roma, pareciera que las extinciones biológicas son cosa de la civilización moderna (aunque a veces se aluda a la extinción de megafauna por cazadores paleolíticos) y además sólo afectando a la fauna. Eso impide divulgar la extinción por la codicia exótica de Nerón de una planta del norte de África que no hemos llegado a conocer, considerada una especia muy buscada, el ‘silfio’ de Cirene —no sabemos qué especie sería cuyo último ejemplar fue recolectado para el emperador.



Ahora, el tópico dicta que cualquier evento metereológico que no sea el esperado o que simplemente incomode se debe al cambio climático, aunque el clima en sí sea cambio y sólo se pueda aludir a él desde la constancia de intervalos de tiempos más largos que los del día a día.

Los tópicos, como falsas casi indudables certezas se oponen al conocimiento real, aboliendo los matices, las probabilidades y las preguntas por hacer. Son los burladeros de los ignorantes semicultos. A mí me gustaría saber qué especie vegetal fue el silfio que los glotones romanos contribuyeron a extinguir; conjeturo que era una labiada, pero...