domingo, 4 de junio de 2017

Por si acaso





Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, señaló Ludwig Wittgenstein. Hace ya unas décadas, en unas jornadas de protesta en la Universidad Complutense de Madrid, Agustín García Calvo vino a darnos una charla sobre el lenguaje a los jóvenes PNN (profesores no numerarios) reunidos allí. El clasicista comenzó diciendo: “Bueno, lo que voy a decir no sirve para nada”. Una joven profesora levantó la mano y le preguntó: “entonces, ¿por qué lo viene a decir? La respuesta del inefable García Calvo fue genial: “Por si acaso”.

Todo lo que nos jugamos hoy y siempre se juega también y antes que nada a nivel del lenguaje, por eso somos humanos y no monos en busca de fruta. Pero el lenguaje sirve para muchas cosas, no sólo para informar, sino también para engañar. Hoy parece que vivimos en el reino de la abundancia, incluso de la sobreabundancia de información, con internet y las Redes sociales, pero esa riqueza es engañosa. En las Redes hay tanta información, como ruido (en términos de la Teoría General de la Información: emisiones sin mensaje, o mensajes son contenido), tanta información como desinformación, tanta verdad como mentira. En la Redes, de hecho, la credibilidad, que es un atributo del emisor, se ha trocado, y popularizado, en credulidad, que es un atributo, no siempre conveniente, del receptor.

Y además se ha eliminado el humor, que es lo que hace porosas a las personas, permeables y no pétreas, y se ha empobrecido el lenguaje. Empezando por la semántica, convirtiendo las palabras en consignas y no en conceptos. Tomemos la palabra austeridad. Podía significar franciscanismo, prescindir de lo superfluo, incluso decrecimiento, pero se ha convertido en la forma que los detentadores del capital acumulan más capital a costa del resto. Y es que la percepción de la realidad y la realidad son dos cosas distintas, a  veces sólo débilmente relacionadas, como pasa con la santa seguridad o con la santa democracia.

Antes la desinformación, lo que hoy se llama posverdad, las fantasías e invenciones se recluían en órganos sin prestigio, los periódicos sensacionalistas que hablaban de abducciones por extraterrestres o mujeres que copulaban con osos en Moldavia. Hoy, en la nube Internáutica, lo cierto y lo falso, la ciencia y las pseudociencias están convenientemente mezcladas. 

El empobrecimiento del lenguaje y la ausencia de matices termina por rematar la faena. Y con ello la verdadera controversia enriquecedora. Pondré un ejemplo. Opino que el brexit ha sido un error, pero ¿alguien ha visto en la Europa continental algún artículo defendiéndolo? ¿Cómo puedo formarme un criterio si sólo oigo argumentaciones en contra? Y me hubiera gustado. Por si acaso.

7 comentarios:

  1. Precisamente en Twitter, hace unas semanas, un tipo bastante cabal, maestro, culpaba a los gurúes que han creído que tener inmediato acceso a Internet equivalía a ser culto* y han querido eliminar la figura del maestro. Así sólo hemos conseguido a gente inculta que construyen sectas virtuales ellos mismos y jamás tienen a alguien que, como García Calvo, les enseñe sólo por si acaso, como que la Tierra no es plana o que querer resumir todo en un tuit es un disparate.

    *No digo "acceso inmediato a la información" porque ya vemos que no es el caso.

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    1. La secuencia, como, he señalado numerosas veces, es: Información, Conocimiento, Sabiduría. a menudo se confunden.

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  2. Creo que mezclas dos cosas con sedes distintas. Ciertamente, Internet es el reino de lo cierto y lo falso: hay demasiada "información" y es obligación del usuario discernir la verdad de lo metira. Pero, en cambio, la ausencia de controversia, que viene a ser el predominio abrumador de las "versiones oficiales" (por ejemplo: el Brexit ha sido un error, en la Europa continental), sólo encuentra contrapeso en Internet, aunque hay que currárselo, claro. En mi opinión, Internet es casi el único espacio donde cabe la controversia, donde puedes encontrar (si buscas) argumentos que disienten de las verdades oficiales.

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    1. Por cierto, Agustín García Calvo fue un tipo genial.

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    2. Te daría la razón si el usuario medio de Internet fuera como tú. Lamentablemente creo que una inmensa mayoría no tiene el bagage cultural para sacarle partido y tener criterio al usar Internet. Precisamente son los que no se nutren mayoritariamente de las redes, sino que utilizan libros, prensa etc, los más preparados para eso.

      Agustín era un genio y un sabio; yo le conocí bastante después de aquellas protestas, incluso comparti 'cartel' con él, él de tenor y yo de telonero. Pero como persona, por muy libertario que fuera, dejaba mucho que desear, por ej. en la manera que trataba a su compañera.

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  3. El secreto está en el uso, claro. Lo mismo pasó cuando se abrió la explotación de canales de televisión, yo pensé que por fin la competencia nos traería, por ejemplo, series buenas, y de rebote, las series que se produjeran en el país serían de más calidad, pero resulta que la televisión tampoco es mejor, ni siquiera tan variada. Hay una parrilla más amplia, eso sí, última generación de asado, pero la carne es de baja calidad.

    Gracias a internet puedo leer entradas como esta, cosa que antes no podía. Y tantas otras cosas. Pero... La frivolidad y la superficialidad parecen inundarlo todo. ¿Acaso no es síntoma de una época? ¿No será mejor hacerse influencer de maquillaje que de temas por los que puedan mandarte a la cárcel?

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    1. No te desanimes. Mi intención no era desacreditar ningún medio per se, y menos Internet, aún no del todo controlado por el poder, sino advertir de la falsa imagen de información veraz.

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía