"Es español quien no puede ser otra cosa"
«Con la Patria se está, con razón y sin ella...».
Antonio Canovas del Castillo
Una urna se puede convertir en un acuario y un código legislativo en alimento para ratones. Para unos la esencia de la democracia es votar, para los otros la esencia de la democracia es cumplir las leyes y respetar las reglas. Un diálogo de sordos sin auxilio del lenguaje de signos, porque en la situación actual, para unos votar es incumplir las leyes y saltarse las reglas y para los otros cumplir las leyes es impedir votar. Ambas son posturas tan falaces como irreconciliables. Votar no siempre es democrático; las dictaduras son proclives a realizar referéndums de sus regímenes como supuesta forma de validación; votar es democrático dependiendo de qué se vota y con qué garantías se hace esa votación. Por otra parte, cumplir las leyes injustas no es de recibo, las leyes son justas si han sido avaladas por parlamentos libres con mayoría suficiente, por tanto, no lo son las de las dictaduras. Una forma de resolver el problema es decidir —y así volvemos a la primera casilla— cuál de las dos posiciones no es democrática sino un régimen autoritario. ¿Es democrática Cataluña? ¿Es democrática España? En principio ambas sí, puesto que sus mandatos han derivado de respectivas elecciones libres. Pero cabe la posibilidad de que la Cataluña democrática esté actuando antidemocráticamente al incumplir las reglas y leyes, y que la España demócrata esté actuando antidemocráticamente al impedir el derecho al voto con tan “sólo” la exigencia del estricto cumplimiento de las leyes y reglas vigentes.
Cuando para muchos se hace difícil vivir dentro de la ley,
como en toda dictadura, es la ley y no la gente la que se equivoca y por tanto debe
cambiar. ¿Los catalanes ya no pueden vivir dentro de la ley de España? ¿España
no puede cambiar las leyes que impiden a los catalanes vivir dentro de dichas
leyes?
Tras una larga vida dedicada al estudio y divulgación del reino animal, le preguntaron a David Attenborough cuál era para él la criatura más asombrosa sobre la Tierra, y respondió: "La única criatura que me ha dejado tan boquiabierto que, por mucho que lo intento, no puedo parar de observarla, es un bebe de nueve meses. El ritmo en que desarrolla su sistema nervioso. Es la más compleja de todas las criaturas. Nada puede compararse con ella". A diferencia que otros animales, un niño aprende velozmente el lenguaje articulado y hacia los tres años emplea de media unas mil palabras; hacia los seis años, unas trece mil y a los dieciocho, unas sesenta mil. Diez palabras nuevas en promedio por día desde su nacimiento, una palabra nueva cada hora y media durante el tiempo que permanece despierto. El lenguaje es el atributo exclusivo del ser humano, el que nos hace humanos. Pero el lenguaje desde su origen hace unos cien mil años sirve
para dos cosas antagónicas en parte: para comunicarse y cooperar dentro del
propio grupo, rechazando a los grupos rivales, y para comunicarse con grupos
distintos evitando la confrontación. Como la democracia, la libertad de
expresión puede existir, pero servir una sola de esas funciones. En el caso del
conflicto catalán sólo está sirviendo para lo primero, rechazando “Cataluña”
los mensajes del resto de España y rechazando los catalanes partidarios de la
independencia al resto de los catalanes que no lo son. Y viceversa en el resto
de España.
El diálogo deja de ser de sordos cuando se crean las
condiciones en las que sea posible
ponernos de acuerdo sobre cómo discrepar. El conflicto existe, aunque haya sido
exacerbado por intereses espurios, pero debemos esforzarnos en entender a la
opinión opuesta. Puede que así nos sorprendamos al alcanzar conclusiones casi compatibles
en posturas que creíamos irreconciliables, aunque lleguemos a ellas por caminos
distintos y desde puntos de partida distantes.
El problema es que en ambos bandos no existe esa voluntad “Usted
cree eso, yo creo esto; no tiene sentido gastar saliva sobre el tema” o bien: “Usted
se equivoca, yo tengo razón; luchemos a muerte”. O el más ecléctico: “ustedes háganlo
a su manera ahí, nosotros lo haremos a la nuestra aquí; no hay más que discutir”.
Es la postura de los fanáticos, violentos o más pacíficos, los de mente cerrada o la de los poderosos. Y
me temo que es la que está triunfando por el momento. Hablando no siempre se entiende la gente, depende de si tienen voluntad de entenderse; lo más común, por desgracia, es que se entienda la gente dentro de su grupo, pero no entre grupos rivales.