La negligencia y la inacción son delitos en política aunque no
se recojan en el código penal. Rajoy es culpable, pero no es el único culpable.
Eso sí, ha contribuido probablemente a fabricar más independentistas
sobrevenidos que los Junqueras y los Puigdemont que se limitan a afirmar que
ellos son buenas personas (como si los contrarios a sus tesis no lo fueran). Gestionar
una crisis política traspasando el problema a jueces y policías ha sido un
grave error; por eso ahora se está discutiendo las acciones, justas o
desmedidas, de unos y otros, en lugar de las ilegalidades de los responsables
de la Generalitat y la mayoría abusiva del Parlament. Un político, Rajoy, que actúa
como un notario o un registrador, lo que es, desentendiéndose de la acción
política. Hubiéramos necesitado un político. Se ha
exagerado algo la responsabilidad de Rajoy, pero es un hecho que ya no es un
interlocutor válido. Necesitamos un político, no un registrador de la
legalidad. Y frente a esta indolencia
marianista la sobreactuación soberanista catalana.
En realidad, no todo es incompetencia inactiva. Rajoy sí ha
actuado, pero lo ha hecho no como un presidente de un gobierno que defiende la
legalidad y la constitución, sino como un líder de un partido que ha hecho unos
mezquinos cálculos electorales que le suponen hipotéticos réditos en el resto
de los territorios del Estado fuera de Cataluña. Y puede, lamentablemente, que
no se equivoque. Se pierde Cataluña a cambio de mejorar en una España supuesta
y crecientemente anticatalana. Es decir, se incrementa la fractura emocional e
institucional. Sin embargo, defender con torpeza la constitución y la legalidad
no es comparable a vulnerarlas, como han hecho los dirigentes catalanes independentistas.
Hay pues una gran asimetría. Más responsable es una CUP que ha secuestrado al
resto de formaciones mayoritarias en Cataluña y que procede con la vieja
táctica leninista de ocupar el Estado para destruirlo desde dentro y ocupar la
calles para suplantar la soberanía delegada del parlamentarismo con las masas.
De libro.
Las concesiones a Cataluña vienen de lejos y concedieron una
importancia a los partidos —también los vascos— bisagra nacionalistas en el
Estado mucho mayor que la que les correspondería por representación y con más exactas circunscripciones electorales. Esas
concesiones se hicieron a cambio de estabilidades transitorias. Pasó en diversos grados con
Felipe, con Aznar, con Zapatero y con Rajoy. De aquellos polvos, que derivan
también de una injusta territorialidad electoral que vulnera el aforístico supuesto
de un ciudadano un voto, hemos pasado al lodo de la quiebra del estado.
La batalla de la propaganda la ha ganado el independentismo
como demuestran esas masas de jovenzuelos obnubiladas por un paraíso prometido
y justamente encorajinadas por las acciones policiales, más torpes que
excesivas, aunque cuando se despierten el dinosaurio seguirá ahí. Se han creído
que esa insubordinación, golpe de estado o cómo se le quiera llamar es una
prolongación del bonito 15 M. Y no.
Los más de siete millones de catalanes tienen
reivindicaciones justas, como las tienen, aunque no sean siempre exactamente las
mismas, los ciudadanos de Murcia o de Madrid. Por eso es más eficaz para el
independentismo hablar de emotivas entelequias como “pueblo” o “nación” o de derechos inaplicables a
su caso como el de autodeterminación, que hablar de derechos y deberes, y que
hablar de ciudadanía. Muchos catalanes quieren ser europeos sin pasar por el
peaje de ser españoles, pero ¿quieren ser ciudadanos, como los murcianos, como
los madrileños, o como los alemanes? Me parece que no, que se sienten austrohúngaros que quieren ser sólo húngaros.
No puedo estar más de acuerdo. La insigne torpeza de Rajoy es lamentable, sobre todo, porque incluye el permitir y propiciar que se la considere equiparable con las flagrantes ilegalidades cometidas por los independentistas. Hasta gente claramente opuesta al proceso independentista se plantea ahora la situación como si estuviéramos ante un empate, con conductas igualmente reprobables de los dos "bandos", gobierno del Estado e independentistas. Es casi imposible gestionarlo peor, y no tanto por lo que se ha hecho o dejado de hacer como por cómo se ha explicado, o más bien se ha dejado de explicar, lo que han unos y otros.
ResponderEliminarFíjate en los lemas del escudo austrohúngaro que reproduzco: Indivisibiliter ac Inseparabiliter
EliminarTotalmente de acuerdo. Rajoy se sabe con el apoyo ese sector* que resolvería todos los problemas con mano dura. Ese grupillo que se llama "políticamente incorrecto" o "sin pelos en la lengua", pero que en realidad son unos acomplejados que sólo saben imponerse por la fuerza bruta.
ResponderEliminarY lo peor es que Mariano se ha hecho el sueco una vez más. Fíjate lo que dicen de él aquí:
https://www.ft.com/content/282e5866-a840-11e7-ab55-27219df83c97
*Me niego en redondo a llamarlo "de la sociedad" o cualquier expresión semejante.
Siempre es interesante leer ese órgano del poder fáctico que es el Financial
Eliminar¿El final de la crónica es un homenaje a Luis G. Berlanga? Ya sabes, me imagino, que en todas y cada una de sus películas -quizás en las primeras no, no lo sé- aparece alguien pronunciando la palabra "austrohúngaro".
ResponderEliminarA mí, todo eso del "pruses", "Podemos", la libertad de decidir (que quiero darles por el culo a los pobres) etc... etc... me rebasa ya. No me hastia, no, ¡me rebasa!. Como que no lo pillo. Lo veo como de vanguardista del siglo XXI. Una generación distinta, que, a falta de amor libre, y porros, se lo pasa teta pegándole golpes a unas cacerolas.
Y lo sé, están a lo suyo, y hasta es posible que mole mucho. Pero yo no lo pillo.
¡Como me toque la bonoloto, me piro a Pantelaria, o cualquier sitio parecido, con doce bombones de veintinco (o trece... bombones) y que le den por culo al puto mundo. O, subsidiamente, a Torrevieja, con mi señora, y que le den por culo al puto mundo.
Un abrazo, maestro. Como (casi) siempre, grande. ;-)
autrohúngaro=España
Eliminarhúngaro=catalán
Es decir, una nación, una patria desgajada de otra nación, nada que ver con los derechos de una ciudadanía libre. Sí, los independentistas son tan rancios como los austrohúngaros o los temas de las pelis de Berlanga
Coño, Lansky, me parecía de otros posts que he leído, tuyos, que Berlanga no te parecía tan mal.
EliminarResumiendo que me has pegado un buen corte. Pero... vaya... que a lo mejor tienes razón y las pelís de Berlanga son rancias. Aun así yo pienso, y creo sinceramente que tú también lo piensas, que las películas de Berlanga no están tan mal.
Un abrazo siempre leal. Como tú lo has sido en todo momento conmigo. ;-)
No, las pelis de Berlanga no son rancias, al contrario: denuncian lo rancio
EliminarYo, por deformación profesional, ando husmeando en los indicadores económicos y percibo que el procés está dando por culo a la economía española en genenral y doblemenye dando por culo a la catalana en particular.
ResponderEliminarValeriano
Eso además
Eliminaro es lo que se pretende. Muy bueno el articulo.
EliminarRocio
Gracias
EliminarA estas alturas, que Rajoy está deslegitimado para devolver la cordura está claro. Lo malo es que todo el PP y todo C's es unánime la postura de que no se debe modificar la estructura territorial del Estado (C's incluso defiende retroceder en cuanto a la descentralización). Así que vamos al choque de trenes inevitable, a empeorar la situación de convivencia hasta que empiecen a ocurrir desgracias. Y el PSOE pasmado, desconcertado ...
ResponderEliminarComparto desde luego todo el post.
Yo creo que ese choque ya se ha dado y ha habido un descarrilamiento.
EliminarAmbas partes están atrapadas en sus propias últimas acciones; hay que volver a la casilla de salida, pero ellos no pueden
Este es de los mejores de tus últimos escritos.
ResponderEliminarLa concisión exacta es la mejor expresión de la síntesis. No te sobre ni una palabra.
Eduardo
Grazie tante
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