Cuanto más conozco a las personas más aprecio a mi perro. Byron
Cuanto más conozco a mi perro más aprecio a mi perro. Yo
Juro, lo juro, que he visto dos nubes —cúmulos— enfrentándose
(lo lógico sería pensar que siguiéndose, aupadas en el mismo viento, pero esto
no va de lógica) y reproduciendo (“reprodiciendo”) con enorme exactitud la
pelea a garrotazos de Goya. Juro, lo juro, que hay un árbol, no diré cual, en
un parque madrileño que me saluda cada vez que me acerco a él. Inclina la
copa, la cabeza, haga o no viento, y yo le respondo. Todo esto, claro está, es
subjetivo, mío por entero, pero es un hecho que las nubes reproducían el
cuadro, y es un hecho que el árbol inclina su copa cuando me acerco, haga o no
viento perceptible. La mecánica cuántica, la teoría más exacta del universo en sus
pronósticos y más sorprendente en sus fundamentos teóricos, ha difuminado lo
subjetivo de lo objetivo. Lo subjetivo, el que mira, el que mide, modifica lo
objetivo, lo observado, lo medido, pero además confunde lo epistémico (el modo
de mirar) con lo ontológico (el objeto mirado), así por qué yo no había de
decidir que las nubes homenajean a Goya, o nos advierten de lo enconado que
está nuestro panorama social y político. Por qué no voy a pensar que el árbol
me saluda y no, simplemente, que tiene una copa tan sensible que se mueve al
menor soplo de brisa. ¿Acaso no miro la tele y en lugar de una imagen plana yo veo
fondos, profundidades, panorámicas?, y entonces, ¿dónde está lo objetivo, en la
imagen plana y parpadeante que ve mi perro o en el Congreso de los diputados,
escalonado y en exedra que percibo yo? El vecino que en lugar de a las ocho
a aplaudir sale a las nueve a rumbear con su cazuela, ¿es idiota? O bien, yo,
que no aplaudo pero salgo a las ocho al balcón y he asistido a todas las
algaradas blancas que he podido, ¿soy un
peligroso antiespañol? La diferencia es que él no se considera idiota, pero yo
sí admito ser antiespañol exactamente en el mismo sentido que él considera lo que
es ser un buen español. Las nubes son nubes, con la forma que sea; los árboles son
árboles, cada uno de su padre y de su madre (si no son clones, que los hay) ,
yo soy yo y el vecino el vecino, cada uno con sus circunstancias, que diría ese
filósofo español sobrevalorado del siglo pasado y con voz de pito, pero lo
cierto es que los mismos fotones, con la misma función de onda, la misma
constante de Planck, las mismas nubes, los mismos idiotas, exactamente los mismos
o similares humanos, pero no las mismas circunstancias, pero sí el mismo
universo —mera mecánica cuántica—, están ahí.
Los físicos cuánticos se pueden dividir entre los que
recomiendan medir y callar, es decir, no complicarse con lo que hay detrás de
unas ecuaciones que miden con precisión asombrosa lo que pasa pero no nos
explican lo que pasa (epistemos) y los que afirman que hay que saber lo que
pasa por muy útil, extraño, extravagante o alucinante que parezca (ontológicos). Probablemente
hay tantos universos como observadores (multiversos). Probablemente, casi
seguro, yo habito un universo distinto que mi vecino. Pero habito el mismo
universo, que mi árbol, un ginkgo, y que mi nube goyesca. Y lo prefiero.
Medir y callar está bien. En definitiva es el objeto de la ciencia. Lo demás entra en el terreno de lo esotérico.
ResponderEliminarLo que entendemos por Arte, con mayúsculas, no es más que una variante laica de los lenguajes esotéricos.
De vez en cuando me encuentro en algún libro alguna crítica más o menos velada al "materialismo científico". No obstante, más allá del materialismo científico qué hay. Árboles que hablan, nubes que homenajean a Goya. Esoterismo. Más allá de los límites del materialismo científico (lo llamaré así, pues no conozco la física cuántica) lo único que nos queda es la arbitrariedad de los lenguajes esotéricos (religiosos, artísticos, psicológicos, lo que sea).
No, no has entendido mi post o no me he sabido explicar o, lo más probable, ambas cosas. Tienes razón en una cosa: no sabes física cuántica, yo un poquito. Pero una cosa es saber física cuántica y otra “entenderla”. Richard Feynman, un genio absoluto de la física, decía que quién diga que entiende la física cuántica no sabe lo que dice. “Calla y calcula” es justo lo opuesto a la verdadera ciencia, y la ciencia por antonomasia es la física, y la física por antonomasia, hoy por hoy, es la cuántica. Esa exhortación se podría resumir en “¡Calla!”. Esto no va de misticismos. En la mecánica estadística, antecedente directo, uno de ellos, de la mecánica cuántica, se acepta que hay una distribución concreta de las partículas, pero no lo conocemos (la famosa función de onda), lo que conocemos son probabilidades. Una distribución de ellas. El caso es que cuando se utilizan las fórmulas de la MC se obtienen resultados exactos no, lo siguiente, mucho más que la comprensible mecánica de Newton, el mayor genio que ha habido, pero no sabemos por qué es así. Y eso es frustrante para cualquier científico que se precie, y no aplicar fórmulas después de acelerar partículas en ciclotrones (aunque también)
EliminarSe sabe lo que va a pasar con una precisión escalofriante, se puede predecir absolutamente, pero NO SABEMOS POR QUÉ SUCEDE
EliminarY si hubieran visto "mi" nube de la pelea a garrotazos no hablarías de misticismos, hablarías de plagio (de la nube) o de homenaje
EliminarLa ciencia no es lo que tú crees, tampoco lo entiendes. Los acientíficos sois más papistas que el Papa. Distingue entre epistemología: cómo se hacen las cosas en ciencia, y la ontología: qué es la cosa; en ciencia eso es decisivo. Y por resumir brutalmente: la epistemología cuántica (incluidos ordenadores cuánticos, cálculos de trayectorias, momentos, spin, etc.) es tremendamente certera, pero la ontología del mundo cuántico, tan anti intuitiva, está en pañales y en conflicto varias teorías contrapuestas y excluyentes, aunque en mi ignorancia yo tengo mi favorita
EliminarVoy a decir una última barbaridad y me voy a callar.
ResponderEliminarSaber que suceden las cosas pero no saber por qué suceden, ¿no es, en definitiva, el mecanismo de cualquier ciencia? Esto es, saber que sucede la vida pero no saber por qué sucede la vida. Es decir, la ciencia observa pero no incurre en simbolismos o interpretaciones.
Seguramente no te entiendo o no soy capaz de entender este tipo de cosas. Yo sólo sé de esoterismos. Me callo.
Esoterismo, al menos como yo lo entiendo, es una descalificacion, casi un insulto
EliminarEl paso final, no el inicial descriptivo, es entender por qué pasan las cosas
Eliminar"Voy a decir una última barbaridad y me voy a callar": a ver si es verdad...
ResponderEliminarA mi se me hace bien simpático que la mecánica cuántica sea tan estupenda. Nos echa a patadas del mecanicismo decimonónico y manda a estudiar a los filósofos, empezando por los epistemólogos.
ResponderEliminarTenemos la sospecha que aparecerá un Einstein que tire una bomba teórica, luego de lo cual diremos ¿Cómo no se nos ocurrió? Pero el maldito genio sigue sin aparecer
Hay ya indicios, Sean Carroll, Everett...
Eliminar¿La cita que atribuyes a Lord Byron no es de Diógenes?
ResponderEliminarPuede, no te lo discuto; nunca consulto las citas, pero es muy probable que también la soltara Byron
Eliminar