Si el caballo que Calígula nombró cónsul,
Incitatus (Impetuoso), un caballo de carreras hispano, hubiera
sabido escribir, tal vez hubiera escrito una semblanza más fascinante que la de
Suetonio. Bien, eso es lo que parece que le ha sucedido a Trump/Calígula con
Bolton. El hipotético Bolton equino de Calígula, Incitatus, era ágrafo pero como Bolton relinchaba y daba coces. Por su parte, Calígula se llamaba Cayo Julio César Germánico.
Hay más paralelismos Bolton-Incitatus y Trump Calígula. Ambos fracasaron en
guerras en sus provincias, ambos eran tiranos dementes del principal imperio de
la época, ambos trabajaron incansablemente para aumentar su poder personal y
prescindir de los contrapoderes del propio imperio, aplastando la influencia
del Senado, eligiendo jueces propicios, adulando la brutalidad de las masas.
A ver, con cada nuevo descubrimiento que hago el mundo
se mantiene equidistante entre… lo detestable, que ya nos muestran los noticiarios y las Redes Sociales (valiente e inapropiado nombre), y
lo hermoso y bello, lo diverso que es. Este mes he hecho tres descubrimientos
destacables, felices. Un libro de mecánica cuántica que pude entender, un
novelista y cuentista norteamericano magnífico que no conocía, -y no se trata
de un jovencito nuevo talento, sino de un tipo de Luisiana nacido en 1947-, pero
como yo no leo inglés literario -solo me apaño con manuales de instrucciones y
libros de divulgación cuya terminología conozca- pues este no había sido
traducido hasta muy recientemente. El tercer descubrimiento es un árbol que no
conocía. La especie la conozco, claro, pero no sabía que existía un ejemplar
espléndido de quince metros en un parque madrileño que frecuento. Un pinsapo;
el árbol está en el Parque del Oeste. Bien pateado por mí y mi perra cuando
existía, pero como está situado en un margen junto a una barandilla metálica en la
calle de Pintor Rosales, se me había pasado. Doy estos detalles por si a alguien
le sirve, aunque corro el riesgo de que alguna torturada alma vandálica lo
localice para talarlo, mutilarlo o sembrar de sal sus raíces.
Claro, ha habido otros asuntos agradables, pero no han
sido descubrimientos, sino oportunidades o posibilidades. La oportunidad de
visitar el Museo del Prado sin aglomeraciones; la oportunidad de pasar tiempo
leyendo en una casa soleada y relativamente silenciosa que da a un parque, la
mía. La feliz noticia de que mis últimas revisiones médicas son buenas: una
oportunidad, una posibilidad. Pero, así a bote pronto, uno no debe asumir el
error de pensar que el mundo es un lugar lógico y que la gente nace con una
mente lógica, lo mismo que nace con la capacidad de respirar y hasta de
alimentarse. De ahí que tema por mi pinsapo si alguien indebido lee este post.
Trump sigue nombrando equinos, más burros que caballos
con perdón, como colaboradores propios, pero a los que no presta ninguna
atención a sus relinchos, rebuznos; de ahí que el equino Bolton haya escrito
una semblanza poco halagüeña del patrón imperial que se convertirá en un best
seller. Bien, con su boquita como el culo de una gallina, su absurdo peinado Queens,
con flequillo estropajoso, su afición a
gobernar a través de las redes sociales, un asocial como él, etcétera, no
podemos esperar nada bueno si sigue donde está. El país que tortura sigue
siendo una democracia, imperfecta como todas, pero es posible que en este año
de elecciones se deshaga de él para desconsuelo de los múltiples seguidores que
sigue teniendo y que es lo más aterrador de ese esquizoide país.
¿Por dónde empiezo, o termino?
El libro de mecánica cuántica es de Sean Carroll.
Os doy el subtítulo, porque el título es jodidamente estúpido, probablemente
como decisión de marketing: Los mundos cuánticos y la realidad oculta del
Universo. Salvo el detestable y oportunista título, está bien traducido. El
novelista es Tim Gautreaux y la novela El paso siguiente en el baile. El
pinsapo (Abies pinsapo) es el pinsapo, no le queda otra. Por los adelantos que ha publicado la prensa norteamericana, el libro de Bolton está muy mal escrito, como corresponde a un tema tan feo.
Me alegra que las revisiones médicas vayan saliendo bien.
ResponderEliminarDe entre todas mis carencias, mis muchas taras y lagunas, quizá la que más me duele es mi falta de conocimientos de botánica. Mi padre, ya muy viejo y retirado, dedicó toda su vida a las plantas. Quizá no supo inculcarnos esa devoción que yo solo he sabido apreciar ya muy mayor, cuando ya era tarde. Ahora él ha arrendado sus campos y se dedica a cuidar su pequeño jardín, en casa, que mantiene magnífico; pero ha renunciado a hacerme partícipe de ellos, como con resentimiento. Si nunca he querido saber nada, ¿a qué vengo ahora a molestar, cuando su vocación por las plantas se ha convertido en algo íntimo, reducido y solipsista?
Me apunto el novelista y el libro. Respecto a la mecánica cuántica, mejor me callo.
Creo que es muy habitual la sensación de no haber sabido aprovechar en su momento a nuestros mayores, justo cuando nosotros lo somos o empezamos a serlo. Pero ahora no tiene perdón que no lo aproveches: chupa botánica de tu padre
EliminarCalla y calcula es uno de los lemas de los cuánticos que están satisfechos con la fabulosa predictibilidad de la Teoría pero se niegan a buscar el fondo del asunto, tan antiintuitivo, de la propia teoría; así que mejor no te calles
EliminarTe referís a "Something deeply hidden"?
ResponderEliminarCaballos en el gabinete de gobierno, este rasgo es casi un detector de gobernantes tóxicos.
Exacto, aquí se ha traducido por La zorra y las uvas
EliminarSiendo como es un duro bukowskiano, a José Morando le ha quedado un comentario muy Jane Austen.
ResponderEliminarSí a todo.
EliminarHombre, José Morando al habla.
ResponderEliminar