miércoles, 10 de mayo de 2017

En busca de los primeros agricultores de Chipre, 1





Cierro el libro que estoy leyendo la Historia de las agriculturas del mundo, de Mazoyer y Roudart para, desde la ventanilla del avión, distinguir el aeropuerto internacional de Lárnaca, junto al mar. La gorda que se sienta junto a mí en el pasillo se inclina también para ver y me coloca una enorme teta flácida sobre mi frente. Mal empezamos, pero la bonita azafata se acerca, la toca en el hombro y la indica que no se recline y se abroche el cinturón; a mí me hace un gesto con las cejas de "te he salvado" y yo la respondo con uno de alivio. Sigo los pasos del gran Lawrence Durrell, el literato hermano mayor del famoso zoólogo Gerald Durrell, padre de los zoológicos científicos. Además del Cuarteto de Alejandría y el Quinteto de Aviñón, maravilloso el primero, algo enrevesado y pretencioso el segundo, Durrell escribio algunos de los libros de viajes del Mediterráneo más maravillosos que se han publicado: sobre Corfú, su isla de la infancia, de la que también escribió su no menos famoso hermano (Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes, etc.), sobre Rodas y, claro, sobre Chipre. Lawrence compró una casa en Chipre en 1952 y se quedó a  vivir unos años en la isla, dando clases de literatura en el Pancyprian Gymnasium (me hubiera encantado asistir, aunque creo que era un tipo de trato más bien desagradable, al revés que su amigable hermano naturalista). Llevo conmigo para releerla en su propio lugar, Limones amargos, el encantador libro que dedicó a esta isla en la época de la partición y los mayores conflictos entre chipriotas de origen turco y griego. Es presumible que fuera un espía destacado por el gobierno británico.

Como todas las islas Chipre es un gran laboratorio de la evolución, en este caso del origen de la agricultura en Europa y Oriente Próximo. Aquí uno puede seguir el desarrollo de la agricultura paso a paso, con la claridad de una película fotograma a fotograma. Es cierto que la agricultura se desarrolló antes en el continente, concretamente en el llamado Creciente Fértil del Cercano Oriente que abarca Siria, Turquía, Irak y zonas adyacentes, pero los investigadores allí tienen grandes dificultades para distinguir si cereales, legumbres, cabras y ovejas son variantes silvestres o cultivares y domesticaciones tempranas criadas o cultivadas por humanos, porque se necesitan siglos para que las variedades domesticadas o cultivadas desarrollen características propias diferenciales. En Chipre no hay ese problema. No hay especies silvestres antecesoras de esos cultivos o animales. Se sabe que los primeros chipriotas llegaron en barco —probablemente canoas de troncos ahuecados, pero algunos sostienen que con velas, porque la distancia es de unos 80 kilómetros a las costas de Siria— y todo lo que necesitaban para practicar su modo de vida agrario lo traían como cargamento.

Arcas de Noé, con sus animales, siete machos y siete hembras de cada una de las especies “puras”, una pareja de las “impuras”, nos cuenta el Génesis. Hay que señalar que por la época de esta migración marítima había cambiado el clima, se había elevado el nivel del mar y habían aumentado las precipitaciones, así que es muy probable que huyeran de diluvios más o menos locales, pero universales para la percepción humana de aquellos momentos. O puede que la naturaleza imite al arte de los antiguos narradores bíblicos, aunque no creo.

Cargaron sus barcos con cerdos, perros pequeños, gatos grandes (curioso), cabras, ovejas e incluso alguna vaca. Incluso con ciervos y zorros que no existían en la isla y a los que soltaron para poder darse el gusto de cazarlos; al fin y al cabo no hacía tanto tiempo que habían sido cazadores antes que agricultores. Probablemente eran crías, puesto que abultan menos. También llevaban semillas (un tesoro igual que ahora con las variedades mejoradas genéticamente que acumulan las multinacionales de la alimentación como Monstsanto o Nestle). De trigo y legumbres como guisantes o garbanzos. Las lentejas silvestres existían ya en la isla y la cebada. No llevaban vides. Las viñas llegaron a la isla miles de años después. De los árboles silvestres podían recolectar pistachos, higos, aceitunas domesticando los acebuches, transformándolos en olivos domésticos, y ciruelas.

Khirokitia es un yacimiento prehistórico  Patrimonio de la Humanidad. Está situado en un sitio muy bonito, como la mayoría de los asentamientos prehistóricos: en una ladera al sur, sobre el valle de un río y mirando al mar cercano; menos mal que no lo han cementado con una urbanización turística como tantos otros similares; los opulentos jubilados ingleses y alemanes tienen los mismos gustos que los chipriotas del Neolítico, pero estos, a la inversa que aquellos, no destruían los sitios que apreciaban. Las casas, si eran casas y no silos de grano, eran redondas, como nuestras pallozas de los Ancares o los primeros asentamientos de agricultores escandinavos. Es lógico que fueran redondas: imitan las tiendas de los nómadas en torno a un solo mástil y además es la forma más fácil de construir, luego llegarían las viviendas rectangulares. La base se sostenía sobre unos pequeños zócalos de piedra sobre los que probablemente se colocaban unas plataformas de madera, quizás para evitar la humedad, los insectos y los roedores; los basamentos eran de piedra caliza; encima muros de adobe y encima un terrado plano cubierto de turba. Garantizo que es una edificación muy sensata y confortable y bioclimáticamente eficiente. Probablemente estaban pintadas de rojo por fuera como evidencian ciertos restos de pigmentos. Alrededor se erigía un muro de no demasiada altura que no parecía tener funciones defensivas porque no hay rastros de combates ni de enemigos. Probablemente defendía de los vientos dominantes e impedía el paso a los ganados. Los arqueólogos chipriotas han restaurado el muro en algunas partes y algunas de las construcciones circulares. 

No me dejan traspasar ese muro ni a mí ni a la pareja sueca que me acompaña con el guía, pero podemos atisbar el interior de una habitación con un esqueleto con una pesada losa colocada en el pecho. El guía nos explica que probablemente era para evitar que los muertos se levantasen. ¿Convivían los habitantes con sus muertos? O eso, como hacen todavía hoy algunas tribus de América y de África, o abandonaban la vivienda como mausoleo y sólo regresaban cuando el cadáver era un esqueleto y había desparecido el mal olor. Esa técnica de construcción se ha mantenido intacta hasta hoy, es decir, durante 10.000 años, lo que prueba su sencilla utilidad. Pasados unos miles de años más las casas empezaron a ser cuadradas, o sea, que las esquinas son un ‘invento’ reciente.

8 comentarios:

  1. Pues espero la siguiente entrada al respecto, pues es muy interesante. No me figuraba que Chipre fuera tan importante para estudiar la agricultura primitiva.

    Los diluvios son "universales" porque todas las grandes (agri)culturas se situaban en cuencas fluviales, deltas u otros lugares de acceso fácil al agua... Tanto, que cuando esta venía en exceso, no era raro que hubiera una inundación, como ocurrió aquí en Sevilla hace setenta años. Puede, eso sí, que por la zona del Creciente Fértil alguno de esos diluvios fuera especialmente malo, pero no necesariamente peor que aquel que inspirara las inundaciones de los antiguos mitos chinos.

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    1. Sí, todos los diluvios son 'universales', pero hablamos del Neolítico, aún faltaban milenios para las civilizaciones fluviales

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  2. No pude terminar "la historia de la agricultura", a los pocos capitulos lo encontré demasiado ludita. Quizás deba leerlo de todos modos, pero no garantizo cambiar de opinión. Una nota sobre los diluvios: en un documento, creo que sumerio, narran el episodio del diluvio con arca y todo, escrito unos largos cientos de años antes que la Biblia. Este fue un antecedente que, junto a evidencias arqueológicas y geográficas, llevó a arqueólogos a postular que el episodio narrado en el diluvio es la inundación del Mar Negro al fin de la última glaciación. Hasta entonces el Mar Negro era un lago de agua dulce con aldeas en sus orillas.

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    1. Tienes razón, no sé si demasiado pero La Historia... es ludita; yo también un poco.

      Hablaré más tarde del Mar Negro... (y el de Galilea)

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    2. El episodio del diluvio bíblico es una versión de cómo se cuenta el mito sumerio en la Épica de Gilgamesh, opinan los expertos.

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    3. Sigue siendo muy posterior a las inundaciones masivas del Neolítico

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  3. Interesante, especialmente (para mí) tu referencia a las viviendas circulares. Al respecto me apetecería comentar algunas cosas, pero me temo que me excedería (a ver si escribo algun día un post sobre la evolución de la casa). En todo caso, qué suerte estar en Chipre, es uno de los destinos que tengo anotados en mi larga lista de pendientes. Me temo que habré de postergarlo hasta la jubilación (a ver si estan jubilosa como la tuya).

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    1. Sí, es una estructura la circular que se repite en nuestros chozos de pastores; seguiré hablando de eso en próximas entregas, pero la mayoría no eran viviendas, sino silos de grano.

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía