lunes, 26 de febrero de 2018

¿Los políticos presos son presos políticos?








(*) COLÓQUESE LO DE 'PRESUNTOS' AL GUSTO

Por supuesto que el orden de los factores altera el resultado: presos políticos vs políticos presos. Creo que en el tema de los presos políticos hay una gran confusión en España en parte debida a la imprecisión ¿interesada? terminológica y la vaguedad en las definiciones. Yo creo que en efecto en España hay presos políticos, pero que no todos los políticos presos son presos políticos. Por ejemplo, todos los políticos en prisión preventiva o, más escasamente, condenados en firme por delitos de corrupción y especialmente robo de fondos públicos no son presos políticos, sino presos porque ha delinquido, delincuentes, básicamente ladrones y que no eran fontaneros o arquitectos sino miembros de esa vaga (nunca mejor dicho en sus varias acepciones) profesión de la política. Para mí, aunque no para la legislación española por desgracia, el que lo robado sea dinero público y no privado y que ese latrocinio se haya realizado merced a ostentar un cargo público de poder deberían ser agravantes frente a los robos de particulares a particulares. Por tanto, los numerosos cargos, especialmente del PP y de la siempre cambiante de nombre Convergencia en Cataluña, pero no sólo, no son presos políticos, sino delincuentes, delincuentes habituales y pertinaces, reiterados.

Un tema aparentemente más espinoso es si los políticos en prisión preventiva y por tanto aún sin condenar por los recientes intentos independentistas en Cataluña son simples políticos presos, como los ladrones del párrafo anterior, o son presos políticos, es decir, presos en razón de su actividad política (y de la naturaleza de esa actividad, ojo, definiendo no sólo los fines sino los medios para conseguirlos). Yo creo que en efecto son presos políticos. Para mí no hay duda de que aún a falta de ser condenados, actuaron (los medios) transgrediendo leyes vigentes que, nuevo agravante, en razón de sus cargo deberían acatar con más firmeza y convicción que los ciudadanos de a pie. Pero lo que no entiendo es la extendida idea de que ser preso político es por definición una situación injusta, meritoria y hasta gloriosa. Creo que ese malentendido proviene de los presos políticos en dictaduras que sin haber cometido actos violentos, o desproporcionadamente violentos, se han enfrentado a poderes omnímodos que coartan la libertad de todos los ciudadanos. Este, evidentemente, no es el caso de los insumisos delictivos políticos catalanes, que se han enfrentado y vulnerado las leyes, incluso las propias como su estatut de autonomía, en un Estado democrático, imperfectamente democrático como todas las democracias. 

Más claramente, el teniente coronel Tejero que asalto el Congreso de los diputados en 1981 al mando de una sainetera tropilla armada de guardias civiles, cuando dio con sus patrióticos huesos en la cárcel, se convirtió en un paradigmático preso político, pero no por defender sus rancias ideas fascistas, sino por defenderlas (por medio: los medios, no los fines) vulnerando las leyes vigentes. No asaltó el congreso para robarles las carteras a sus señorías o para pedir un rescate monetario por su secuestro, sino para implantar una dictadura y cargarse una democracia por medio de la violencia armada. Luego fue un preso político, de la misma forma que lo son los Jordis o los Junqueras en Cataluña. Todo esto, claro, si mantiene uno la convicción de estar en ese para mí inamovible lado de que el fin no justifica los medios, sino más  bien al contrario, el uso de determinados medios desautoriza hasta los fines más loables. Por eso, por ejemplo, no aprobaría que las feministas caparan a los violadores, aunque la lógica venganza, pero no la justicia, lo "justificara". Tan presos políticos fueron Marcelino Camacho como el Guardia Tejero, pero uno luchaba contra una dictadura sangrienta sin más armas que su voz y el otro contra una democracia con fusiles y pistolas.

Tampoco creo en el abuso de la prisión preventiva, que en los casos de los llamados presos comunes, no políticos, es a menudo alegre y excesivamente utilizada,aupada a la legendaria lentitud judicial. Tampoco creo en la existencia de los delitos de opinión, porque no creo que la estupidez o la ignorancia sean delitos, aunque abunden, por lo tanto no creo que deban condenarse a los raperos que cantan alabanzas a los tiros en la nuca, pero si se los mete en la cárcel son desde luego presos políticos.

Finalmente. En España vuelve una censura (*) que nunca se fue del todo, pero vuelve, con más frecuencia y forma, vuelve a haber ataques contra la libertad de expresión; como en todos los sitios, aunque mucho menos que en las dictaduras. Y tenemos el mismo, supongo, porcentaje de necios que hace rap con letras de enaltecimiento terrorismo. Yo no les escucho, no les presto atención ni quiero que se les encarcele ni lo veo necesario ni conveniente, al contrario.

Soy consciente de que acabo de practicar intrusismo profesional en un campo del que no sólo soy absolutamente profano sino que en general me interesa poco salvo por sus consecuencia sociopolíticas: el derecho, pero es que yo creo en el ‘derecho’ al intrusismo siempre que se advierta previamente, porque no creo en el despotismo de los expertos que niegan al resto social el 'derecho' a intervenir en los debates de su exclusivo y acotado campo (¡Ay, cuántos derechos y qué pocos deberes!). Como he dicho numerosos veces, el problema de los expertos es su rigidez mental, el traer pensadas de antemano las respuestas a cuestiones que hay que replantearse a menudo. En el caso del derecho esto es aún más acusado, porque —no tanto en la jurisprudencia como en los códigos legislativos, aunque por fortuna no son tan rígidos como para no admitir interpretación experta—, es una “ciencia” normativa en la que parece que todo está dicho. Y no. 

Muchos chicos nacidos en democracia, como el tontolaba de Rufián, que nos reprochan a los del Régimen del 77 tantas cosas, dicen eso de que Franco murió en la cama (yo en su pellejo hubiera preferido un tiro, que no esa agonia, pero vamos no se trata de eso). Y tienen razón: Franco murió en la cama, pero la dictadura murió en las calles (no en manejos palaciegos). Las libertades democráticas son adquisiciones temporales y hay que mantenerlas luchando por ellas siempre, así que, para mí, el rapero a la calle a que siga con sus necedades, y los Jordis y junqueras que los juzguen de una puñetera vez. Por mi parte, respetando a la persona, puedo renegar de la institución obsoleta y absurda de la monarquía y por eso digo que el putero cazaelefantes anterior no me gustaba y el discreto y modoso sucesor, tampoco. Hablo de la monarquía en Rutenía, naturalmente, donde si bien hay reyes, también hay libertad de expresión y no censura, por fortuna.
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(*) Por cierto, la obra de Santiago Sierra “Presos políticos en la España contemporánea” retirada de ARCO en un anacrónico acto de censura (¿o lo fue de hábil promoción?) e inmediatamente comprada por un precio mucho más alto de lo que vale por un independentista millonario (hay muchos), me parece una birria oportunista, pero los censores, caso de que se necesite su existencia, no son críticos de arte.

10 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en prácticamente todo. Dos precisiones y una impresión.

    El posicionarse salmodiando a favor de pegar tiros en la nuca, tiene una trascendencia ilícita efectiva desde el momento en el que existe gente que pega tiros en la nuca. La del tiro en la nuca viene a ser una práctica que no debería tolerar el mínimo atisbo de empatía.

    La segunda, la opinión sobre cuestiones de derecho de quienes no son juristas (e incluyo aquí a todos los órdenes del derecho, hasta los, aparentemente, más técnicos o especialzados) suelen ser más razonables, y por más razonables también más justas, que las de los profesionales del medio.

    Pero, vaya, igual puede pasar esto mismo con otras profesiones. Vean:

    Me ocurre un cosa bien curiosa: uno, que lee artículos de prestigiosos profesionales del periodismo, cuando entra a este blog lo hace siempre con la sensación de que va a encontrarse algo más perspicaz y más meditado de lo que resulta ser habitual entre aquellos. No sé... ;-)

    ;-)

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    1. Gracias por tu último párrafo.

      El que alguien sea experto en jurisprudencia y que sea perspicaz en esa materia, independientemente de sus conocimientos, yo creo que es independiente a su vez. Es decir, hay juristas tontos y listos, como hay fontaneros tontos y listos (incluso puede que el fontanero mejor sea el tonto, pero no creo que lo sea el jurista tonto)

      Recomendar tiros en la nuca es una vileza (cobarde), dar tiros en la nuca es un asesinato

      La estupidez y la ignorancia no son delitos; por fortuna, porque un tercio de los españoles estarían procesados como poco.

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    2. Coincido con Julián, tanto en que estoy de acuerdo con casi todo como con la precisión sobre las declaraciones del vil (¡Muy bien dicho!) Valtonyc. Hay un jurista que escribe en Twitter con el pseudónimo Tsevan Rabtan, que también ha usado para publica un libro (Atlas del bien y del mal), que, si no le entendí mal (le leí de pasada), decía que la condena a Valtonyc era coherente por los motivos expuestos por Julián. Ahora, no creo que sea útil. Quizás sería más útil obligarlo a asistir a una reunión de víctimas del terrorismo, aunque sólo sea para ver si lo suyo es estupidez o ser un hijo de puta sin remedio.

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    3. Insisto : no creo en los delitos de opinión en principio y que la gilipollez es una molestia pero no un delito

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  2. El término preso político se entiende (y así pretenden hacerlo entender los independentistas, desde luego) en el sentido de estar condenado sólo por lo que piensas. Así que es difícil decir que Tejero fuera un preso político. Tampoco creo que pueda sostenerse que los encarcelados del proces sean en rigor presos políticos. Pero ciertamente, como ya apuntas en el post, hay demasiados factores políticos (no estrictamente judiciales) en el procedimiento judicial y en el hecho de que sigan presos como para sentirse incómodo, sobre todo porque, creo yo, se están dando argumentos para que las permanentes declaraciones de los independentistas de que son presos políticos no suenen descabelladas.

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    1. Hay una total ambigüedad calculada en el uso de la expresión ‘preso político’. Desde luego, en mi opinión y en mi afán de desvelar ciertos sobrentendidos interesados, Tejero es tan preso político como Junqueras o los Jordis, pero eso no implica, como digo en el post, ningún marchamo loable, heroico o noble per se. Chaves en Venezuela también fue un preso político, igual que Mussolini. ¿Tejero un preso común? Ya, y un delincuente habitual. Pero entiendo que mi forma de abordar el tema tampoco sea la habitual, no me gustan las sendas trilladas ni en el campo, menos aún las metafóricas

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  3. "Pero lo que no entiendo es la extendida idea de que ser preso político es por definición una situación injusta, meritoria y hasta gloriosa." Lo que sugiere esta frase, que un preso político no es siempre ni necesariamente el bueno ni el régimen que lo encierra siempre y necesariamente el malo, merece que se le dé al menos un par de vueltas.

    Yo creo, como Miroslav, que el término preso político solo se puede usar legítimamente para referirse a los que están presos porque sus ideas no le gustan a quien manda, y por ninguna otra causa. Quizás decir esto sea un camino trillado, pero la mayoría de los caminos trillados lo están por buenos motivos.

    Naturalmente solo los gobernantes más arrogante y desacomplejadamente antidemocráticos -la antigua URSS, la Alemania nazi, la actual Arabia Saudí-dejan de fingir, cuando encierran a alguien solo por sus ideas, que hay algún otro motivo para encerrarlo. Ahí es donde cabe la "ambigüedad interesada" de la que habla Lansky. Maduro, por ejemplo, encierra opositores fundamentalmente porque le estorban, pero se toma la molestia de hacer como si les hubiera encerrado por algún otro delito. Lo hace, precisamente, para poder negar que se trate de presos políticos. Y puesto que esto ocurre en casi todos los casos de presos políticos de verdad, es muy fácil decir que ocurre también en otros casos en que los presos no son verdaderos presos politicos, pero nada impide afirmar que sí lo son para desacreditar a quien los tiene presos. Es el mismo mecanismo por el que se desvirtúan todas las palabras. "Democracia" era un término inequívoco y respetable hasta que Franco decidió que lo suyo era una democracia orgánica y hasta que las repúblicas satélites de la Unión Soviética decidieron que eran, todas ellas, repúblicas democráticas. Desde entonces es un término que hay que usar con precaución, puntualizaciones y consensos previos."Preso político" debería seer un concepto respetable e inequívoco, pero visto, por poner un par de ejemplos, que Cuba niega que lo sean sus presos y que los indepes catalanes, en cambio, afirman que lo son sus dirigentes detenidos por rebelión, también su uso se nos complica y se hacen necesarias consideraciones y análisis como las de este post y sus comentarios, incluido este. Sigo pensando que de todas estas consideraciones previas necesarias, la fundamental es la que deja claro que el verdadero preso político no ha cometido otro delito que molestar al gobierno con sus opiniones; y que el que, además, ha cometido otros delitos y ha siso detenido por ellos no puede ser llamado preso político.

    Y si esto es así, como creo, entonces la del preso político sí me parece, por definición, una situación injusta. Que sea, además, meritoria y hasta gloriosa depende de cuáles sean esas ideas que molestan al gobierno y por las que está preso. Un nazi o, sin ir tan lejos, un independentista que estuvieran presos solo por mantener sus ideas sufrirían una situación injusta, desde luego, pero a mí no me parecerían ni meritorios ni gloriosos.

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    1. Creo que en lo esencial, Miroslav, tú y yo, estamos de acuerdo. Ya advertí de la cuestión terminológica que se dirimía y que pretendía desbrozar. Para los de la facción (sin connotación peyorativa) de los presos, de cualesquiera, aunque lo sean por arrojar una bomba, como los anarquistas y los etarras, los suyos son presos políticos, pero para los que los encierran, el Estado agredido, no, sino que son delincuentes asquerosos. Bien, de ahí no salimos, Miroslav y tú defendéis la acepción honrosamente restringida de los presos por sus ideas y “sólo” por dichas ideas. Yo acepto la más amplia de todas las partes en conflicto, pero precisando que para mí muchos sino todos los crímenes por motivos políticos, para mí presos políticos, como los de la ETA o los del teniente coronel Tejero, dichos motivos NO SON EXIMENTES SINO ASQUEROSOS AGRAVANTES, ya que no creo que los fines justifiquen los medios y para mí eso es decisivo. Pero, insisto, nos entendemos y creo que estamos de acuerdo en lo esencial. ¿O no?

      ...la mayoría de los caminos trillados lo están por buenos motivos.: Sí, porque la gente es comodona en su mayoría, y aunque se hace camino al andar, como decía el bueno de don Antonio, eso cuesta más trabajo que andar por donde lo han hecho ya otros, por no decir la mayoría.

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    2. Decía Camus que el siglo XX es el inventor del crimen lógico, muy diferente del crimen pasional. El crimen pasional es individual, brusco, singular. El crimen lógico es colectivo, administrativo, universal. Es el de los fanatismos religiosos y el de los fanatismos nacionales.

      Puede que lo correcto sea considerar presos políticos a todos esos 'héroes' de las ideas, pero los crimenes políticos son los peores, estoy convencido

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    3. Y esa es la razón de los campos de concentración y exterminio, de los recientes atentados y atropellos masivos de Paris, Londres o Barcelona y de la banalidad del mal de Hannah Arendt.

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía