El monigote que falta, lo habéis adivinado es el de Puchi
(Puigdemont), pero dudo mucho que él
haya paseado por este barrio tan interesante y que, paradójicamente,
junto a tanta creatividad mural atesora (es un decir) la mayor concentración de
fanatismo islamista de toda Europa: el barrio de Molenbek.
El nacionalismo es una tontería cimentada en
sentimientos exaltados, como asesinar a la pareja. Aunque eso se queda corto, no es tan
fácil. Detrás del independentismo se ocultan intereses, como la pugna por unos
millones de súbditos/contribuyentes o el deseo de convertir en paraíso fiscal el territorio de
salida por el Mediterráneo de España. Luego están los que quieren convertir la
insumisión en una algarada permanente y les va bien cualquier causa, aunque se trate de sustituir a las vacas por cabras en la India como animales sagrados. Los nacionalismos, vino a decir don Pio,
se curan viajando. Estoy de acuerdo, pero, ojo: viajando, no haciendo el
turista accidental y acci... letal. Churchill dijo que la vida es demasiado corta para aprender alemán, yo creo que la vida es demasiado corta para ser (sólo) catalán.
No eres el primero que señala eso de que algunos consideran que la insumisión debería ser una algarada permanente, en la que poco importa la causa, pues lo realmente importante es gritar mucho y que luego salgas en una foto como un gran revolucionario. Últimamente, los propios protestantes toman la fotito en su smartphone de última generación para demostrar su absoluta oposición a capitalismo.
ResponderEliminarOcurrió después de aquella protesta tan violenta en Hamburgo. Los vecinos, en un ejemplo de voluntarismo, barrían y limpiaban las calles que habían quedado hechas una porquería después de que una algarabía de mozos destrozara escaparates, coches y lo que pillaron. Cuando un grupo de vecinos estaba limpiando la acera frente a una sucursal bancaria, uno de esos mozos, perfectamente cubierto con un pasamontañas, se acercó a ellos para sugerirles que quizás deberían dejar de limpiar esa parte. Los vecinos le respondieron en inglés "Fuck off!", algo así como "¡Vete a tomar por culo!". Dedúzcase de esta escena el verdadero valor de estos insumisos profesionales.
Diferenciemos entre rebelde y revolucionario, el primero menos virulento
EliminarDesde luego, la vida es demasiado corta para ser (solo) catalán. Pero a los que la emplean únicamente en ser catalanes, catalanes todo el rato, o flamencos, o españoles, me figuro yo que se les debe de hacer larguísima.
ResponderEliminarO la vida es corta, pero los minutos largos (que decía Borges)
EliminarLa verdad, se me ocurre viendo estos murales que el amigo Puigdemont sería un excelente personaje de comic. Una mezcla entre Gastón el Gafe y Rompetechos. Ha elegido el país adecuado.
ResponderEliminarCon todos mis respetos, Bélgica -generalizando abusivamente- es un país de mierda, aunque tenga el Museo de los horrores más bello y atroz del mundo
EliminarNo estoy muy lejos de pensar lo mismo. Me parece una afirmación complementaria de la mía sobre lo adecuado de la elección de Puigdemont.
EliminarCuriosa elección, porque es más o menos conocido que Francisco Ibáñez se basó mucho en Gastón para crear al botones Sacarino, por no decir que a veces plagió algunas de sus tiras.
Eliminarhttp://lagaffemegate.free.fr/franquin/copiage/copiage.htm
Como mínimo, Bélgica tiene buenos autores de cómic, lo que siempre tendrá un lugar en mi corazón.
La famosa 'línea clara', Capolanda. Y los mejillones, y la cerveza Mort Subite, y el Museo de África del cabrón del rey Leopoldo, y las rubias camareras de la Grand Place, pero no deja de ser un país de mierda.
EliminarY Jacques Brel. Que no creo que tuviera el menor inconveniente en suscribir lo de país de mierda, con buen conocimiento de causa.
EliminarAh, y Hércules Poirot.
EliminarSin embargo, está también el viejo chiste:
- Mira, Papá, un francés con un solo cuerno.
- No hijo, es que es belga...
¡Ah, y Leon Degrelle! Un país de mierda, sin duda.
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