España es quizás un animal quimérico, formado por partes
imposibles de verse juntas. En ese caso no tiene sentido preguntarse qué es ser
español como venimos haciendo desde hace siglos, depende de si estás (o eres) en la
cabeza o en el páncreas o en el píloro, y según los últimos avances de la
genómica, españoles españoles son los de Murcia, y punto. Pero quizás la solución,
después de la algarada catalana (y qué razón tienen muchos catalanes de no
sentirse españoles, ¡como que no son de Murcia!), es pasar de animal improbable
a vegetal. Hablo como biólogo, no tomemos este sesudo post como una charleta de café.
En general, las plantas distribuyen sus funciones por todo su
cuerpo en lugar de en órganos y partes específicas, como hacen los muy animales
de los animales. La clave está en descentralizar, pero descentralizar de veras.
Las plantas respiran con todo el cuerpo (no por las hojas como me enseñaron en
mi bachillerato neolítico), no por la boca o la nariz, como los animales, o por
Asturias o Galicia como España (en Galicia los constipados se llaman galernas).
Y no sólo eso, las plantas ‘oyen’ con todo el cuerpo y no con las orejas como
los zorros o Palencia (los Campos Góticos están sordos), y así todo.
Distribuir todas las funciones lo más posible es el único
modo de sobrevivir a la predación, porque los animales tienen la mala costumbre
de comerse las plantas o al menos morderlas un poquito y estas puede así permitirse el lujo de
que las extirpen grandes porciones sin que por ello mengüe su funcionalidad. Así
las plantas no han previsto un cerebro que controle e imparta órdenes a los
demás órganos (en eso se parecen al gobierno), y su organización es un símbolo
mucho más moderno: modular, descentralizado y en red, colaborativa, distribuida
y sin centros de mando, capaz, por tanto, de soportar depredaciones traumáticas
y continuas. Qué nos quitan Cataluña, no pasa nada, que hagan de catalanes los
murcianos y ya está. Para que luego digan que la biología no sirve para
instruir a la política… relájense y no sean nerviosos como las mimosas...
(En el origen etimológico del término 'Botánica' reside ya el desdén por su objeto, las plantas. Proviene de... ¡los animales!; en griego antiguo boton era el animal de un rebaño y botanê era su pasto o forraje. Suspendamos por un instante nuestra incredulidad científica como tributo ante una hermosa y vieja leyenda de nuestro patrimonio cultural. De acuerdo, el Diluvio, si existió, no fue universal, sino una memorable catástrofe regional que perduró en forma de mito. El mundo por entonces era lo que un hombre era capaz de caminar y por tanto de evocar a los largo de una breve vida. Admitamos también que Noé consiguió introducir una pareja de cada animal existente en la panza de su limitada Arca. Pero Noé no salvó ningún árbol, no adoptó la precaución de guardar semillas ni plantas en ninguna forma, el relato del Génesis no lo recoge y no puede ser una omisión sin importancia. Por tanto, cuando las aguas se retiraron y Noé triunfante liberó a todos los animales estos deambularían por un yermo muerto, una capa de limo incapaz de sustentarles. No sólo somos antropocéntricos, sino zoocentricos y los vegetales de los que depende el inicio del ciclo de la vida no los tenemos en cuenta apenas. Casi todos nos escandalizamos por la tortura o la matanza de un animal o la extinción una especie, pero pocos repararán en la brutalidad de las talas o las podas mutiladoras de hermosos ejemplares. El niño atisba el movimiento de las hojas de un árbol, ¿será el viento, será una ardilla? Pero no repara en qué árbol se trata, seguirá ahí cuando el viento se calme o la ardilla se vaya. En Altamira o en Lascaux se representan con maravillosa precisión y viveza a muchos animales de los que el hombre dependía, acechaba o huía, pero no existe ni una sola representación de una planta en todo el arte naturalístico del Paleolítico Superior. Y sin embargo, esos humanos dependían para su subsistencia más de los granos, raíces y restos de plantas que recolectaban que de esos premios excepcionales que eran los animales que ocasionalmente cazaban. Somos botanofóbicos, por mucho que a algunos les gusten las flores que contemplan arrobados como aislados y descontextualizados objetos de adorno y no como órganos sexuales de los seres que nos permiten vivir. Hay excepciones, ya lo he dicho. Esos activistas que se encadenan a los árboles para salvar bosques, o que los abrazan amorosa y un tanto impostada y patéticamente, aunque un pintor naturalista amigo mío lo hace desde siempre y mucho antes de que se pusiera de moda y luego los pinta maravillosamente. Y Michel Tournier, un escritor francés del siglo XX hoy un tanto olvidado y magnífico novelista, hace que su Robinsón en Viernes o los limbos del Pacífico copule en una musgosa horcajadura con uno especialmente hermoso. Excepciones.)
(En el origen etimológico del término 'Botánica' reside ya el desdén por su objeto, las plantas. Proviene de... ¡los animales!; en griego antiguo boton era el animal de un rebaño y botanê era su pasto o forraje. Suspendamos por un instante nuestra incredulidad científica como tributo ante una hermosa y vieja leyenda de nuestro patrimonio cultural. De acuerdo, el Diluvio, si existió, no fue universal, sino una memorable catástrofe regional que perduró en forma de mito. El mundo por entonces era lo que un hombre era capaz de caminar y por tanto de evocar a los largo de una breve vida. Admitamos también que Noé consiguió introducir una pareja de cada animal existente en la panza de su limitada Arca. Pero Noé no salvó ningún árbol, no adoptó la precaución de guardar semillas ni plantas en ninguna forma, el relato del Génesis no lo recoge y no puede ser una omisión sin importancia. Por tanto, cuando las aguas se retiraron y Noé triunfante liberó a todos los animales estos deambularían por un yermo muerto, una capa de limo incapaz de sustentarles. No sólo somos antropocéntricos, sino zoocentricos y los vegetales de los que depende el inicio del ciclo de la vida no los tenemos en cuenta apenas. Casi todos nos escandalizamos por la tortura o la matanza de un animal o la extinción una especie, pero pocos repararán en la brutalidad de las talas o las podas mutiladoras de hermosos ejemplares. El niño atisba el movimiento de las hojas de un árbol, ¿será el viento, será una ardilla? Pero no repara en qué árbol se trata, seguirá ahí cuando el viento se calme o la ardilla se vaya. En Altamira o en Lascaux se representan con maravillosa precisión y viveza a muchos animales de los que el hombre dependía, acechaba o huía, pero no existe ni una sola representación de una planta en todo el arte naturalístico del Paleolítico Superior. Y sin embargo, esos humanos dependían para su subsistencia más de los granos, raíces y restos de plantas que recolectaban que de esos premios excepcionales que eran los animales que ocasionalmente cazaban. Somos botanofóbicos, por mucho que a algunos les gusten las flores que contemplan arrobados como aislados y descontextualizados objetos de adorno y no como órganos sexuales de los seres que nos permiten vivir. Hay excepciones, ya lo he dicho. Esos activistas que se encadenan a los árboles para salvar bosques, o que los abrazan amorosa y un tanto impostada y patéticamente, aunque un pintor naturalista amigo mío lo hace desde siempre y mucho antes de que se pusiera de moda y luego los pinta maravillosamente. Y Michel Tournier, un escritor francés del siglo XX hoy un tanto olvidado y magnífico novelista, hace que su Robinsón en Viernes o los limbos del Pacífico copule en una musgosa horcajadura con uno especialmente hermoso. Excepciones.)
La ventaja de ser un animal es que todo funciona como un reloj y es muy estable, pero si un organo falla todos se van al garete, nadie sobrevive. La ventaja de ser una planta es que al estar mas "desorganizada" si algo falla no todo se va al garete, la planta sobrevive, rebrota de lo que ha quedado. El inconveniente es eso, que al estar menos organizada es mas inestable. Pero esto no es una particularidad de plantas y animales, es una generalidad de los sistemas dinámicos, por lo que se puede aplicar a la sociedad. Un sistema fuertemente organizado, fuertemente diferenciado y con un sistema de control que los matiene a todos organizados funciona como un todo y es muy estable, pero si algo falla muere como un todo, da igual que sea un animal, una maquina o una sociedad humana. Un sistema laxamente organizado sin sistema centralizado de control y con partes manos diferenciadas, es mas inestable pero nunca muere, ante una catástrofe se reorganiza.
ResponderEliminarNuestra sociedad se esta convirtiendo cada vez mas en un sistema fuertemente organizado con tanto internet, tanta tele, tanto dinero, tantos relojes, tantos medios de trasporte, tantos fármacos, y tantos remeneos de cosas para arriba y para abajo, así que cuanto mas avance el proceso mas dura será la caída, ya que tarde o temprano alguna perturbación ocurrirá.
A veces me pregunto si no nos estaremos metiendo en un buen lío, pero también pienso que alomejor los cazadores - recolectores del pasado pensaron lo mismo cuando vieron por primera vez a los agricultores....
Rocio
Y seguramente los cazadores-recolectores tenían gran parte de razón: nos metimos en buen lío...
EliminarYa sé que lo ortodoxo, incluido el divino Margalef, es hablar de plantas menos organizadas que los animales, pero yo no estoy de acuerdo, ya ves, lo veo confuso y pefiero hablar de organizaciones distintas (o caminos evolutivos diferentes)
Las plantas son seres modulares. Cada módulo es la raiz, un tubito y una hoja, que se organizan formando individuos bastante difíciles de diferenciar. Entre los animales tambien hay seres modulares, como los corales. Aqui se explica
ResponderEliminarhttps://revistaecosistemasblog.net/2015/01/21/tan-cerca-tan-lejos-el-diseno-de-las-plantas/
Tienes razon en que son organizaciones distintas, pero en las plantas es menor la coordinación entre módulos que en los animales, que están mas coordinados. Por eso tienen diferentes propiedades.
Rocio
Me había fijado yo ya en que hay una mayor tendencia en fijarse en los animales, sí. De hecho, no hay más que ver que la propia palabra "animal" es derivado del concepto de "ánima", que si bien pudo significar "respiración" (hay tremendas discusiones al respecto), revela que nos concedemos algo de lo que las plantas carecerían, igualándolas a los seres inertes, tales como las piedras.
ResponderEliminarNo sabía que botánica procediera de la palabra griega que significa "forraje". ¡Y pensar que aquí a veces lo llamamos "pienso"...!
Me ha gustado mucho. España es un país bastante animal, y la democracia autonómica que nos gastamos trata de vegetalizarnos. ¿He entendido bien?
ResponderEliminarCreo que Noé guardó en el arca animales y no vegetales porque no lo consideró necesario, ¿no se ha dicho siempre que las plantas necesitan mucha agua? Pues toma Diluvio, daos por regadas.
Nunca me había parado a pensar porqué las pinturas rupestres representan solo animales y hombres, y nunca vegetales. Parece abonar esa teoría tan extendida, a la que nunca hasta ahora le había visto el fundamento, de que pintaban para propiciar la caza. Claro, las plantas no hace falta cazarlas, están ahí todo el rato, no se escapan ni atacan. No hay para qué pintarlas. Va a resultar que era verdad lo de los rituales mágico-pictóricos.
Personalmente estoy convencido de que la revolución neolítica, el invento de la agricultura y la sedentarización fueron uno de los peores negocios de la Humanidad. Desde entonces empezamos a reproducirnos a lo bestia, a hacinarnos y a crear fronteras, la dieta se empobreció y las proteínas animales se convirtieron en lujos inalcanzables, se inició la especialización y división del trabajo y la consiguiente creación de clases sociales y la explotación de los más por los menos, comenzó el proceso de esquilmación de recursos naturales... Casi todas nuestras lacras actuales empezaron allí. Un buen lío, efectivamente.
La mayoría de las plantas caseras mueren por exceso de riego. Aplícalo al diluvio
EliminarNo se sabe si fue primero la gallina o el huevo (el huevo), pero es muy probable que por ser muchos tuvieran que sedentarizarse y no al revés...