domingo, 26 de noviembre de 2017

La ignorancia política






Vengo de una manifestación contra la violencia machista. Había una pancarta artesanal escrita sobre un cartón corrugado que rezaba “Lo contrario al feminismo es la ignorancia”. Estoy de acuerdo, y lo contrario de la política en general.

La ignorancia en sí no es grave, es decir, si es temporal. El problema es el ignorante que no lo sabe: que no sabe que no sabe, que no sabe que lo es, al revés que Sócrates, y por tanto, cree que no necesita remediarla y la convierte en permanente, algo así como sus señas de identidad. Son los que llaman Madrid al gobierno central o directamente confunden Madrid con España a la que jamás llaman así, sino Estado Español ("¿dónde has ido estas vacaciones?", "pues al Estado suizo, a ver los Alpes y luego a la autonomía de Murcia a la playa y al ayuntamiento de Alaurín a ver a mis abuelos"), imitando sin saberlo la calculada ambigüedad Franco que así no tuvo que nombrar ninguna de las dos formas de Estado anteriores, Monarquía o República, ni aceptar, claro, la de Dictadura que era la que le correspondía. 

Los mexicanos, por ejemplo llamaron Colegio Madrid al fundado por los exiliados laicos y republicanos de nuestra Guerra Civil porque sabían que Madrid (y no Barcelona sin ir más lejos) fue el último bastión de resistencia contra los fascistas y si lo hubieran llamado Colegio España se hubiera evocado, siquiera involuntariamente, al detestable régimen que no podía llamarse ni monarquía ni república.

Los ignorantes además no admiten la reciprocidad, así, si algunos independentistas catalanes (y hay que ser muy ignorantes para serlo en estos tiempos), se permiten llamar Régimen del 78 a la Transición (que estamos de acuerdo, se ha santificado en exceso, pero no dejó de ser un milagro para los que vivimos la dictadura), pero no toleran que simétricamente se llame Golpe del 2017 al suyo de octubre. Es mucho más cómodo 'luchar' contra el franquismo cuarenta años después de que Franco haya muerto, ¿Verdad señor Rufián?

Son esos ignorantes que llaman Pueblo, con mayestáticas mayúsculas, a un hipotético conjunto de ciudadanos, jamás homogéneo y menos en sus ideologías y sentimentalismos, sino solo, que es lo que importa, en derechos y deberes. Son esos ignorantes que reivindican a Marx sin haberlo leído y a Adam Smith simplemente por suponerle como adecuadamente antimarxista. Son esos tremendos ignorantes que no perciben —no digo ya que no sepan— la incompatibilidad severa de reclamarse a la vez de izquierdas y nacionalistas. Son los que creen que la esencia de la democracia es votar sea lo que sea (por ejemplo, ¿la reimplantación de la pena de muerte?) (*). 

Son los que creen que la democracia es una meta (en la que uno se instala para siempre) y no un horizonte, un proceso continuo y en continuo perfeccionamiento, una siempre insatisfecha aspiración. Son lo que no saben que la rémora mayor de las democracias no es la corrupción sino la falta de educación de sus permanentemente halagados ciudadanos, o sea, la ignorancia. Puede que muchos políticos no sean exactamente ignorantes sino expertos en manipular a ciudadanos ignorantes, y lo malo de estos últimos, como de los boludos, no es sólo que sean ignorantes, sino que son muchos. Sólo disminuyendo su número dejará la democracia de ser 'un abuso de la estadística' como decía ese genial reaccionario conocido como Borges. Los ignorantes tienen los mismos derechos (y deberes) que los catedráticos de derecho constitucional y los politólogos, con la única condición de que respeten precisamente las reglas del Estado de derecho. Porque no se puede soslayar la brecha que separa los fines —aunque sean tan anacrónicamente inviables en un mundo global como los de los nacionalismosde los medios para conseguir esos fines.


(*) El próximo mes de marzo, jóvenes que acaban de cumplir 18 años y que nunca han conocido a otro presidente que Putin votarán por primera vez a… Putin. Mola la democracia votativa, ¿no?



(**) Por cierto, leyendo la prensa extranjera sobre el conflicto catalán uno se convence de que la ignorancia no tiene fronteras, o sea, que no es nacionalista.


 

9 comentarios:

  1. Todavía podría disculparles que fueran ignorante si no fuera porque, por activa o por pasiva, fomentan la ignorancia ajena, bien porque intuyan que así los votantes son más manejables, ya sea porque además sean totalmente gilipollas.

    Como el caso de Putin, que algunos creen de izquierdas porque para algo es ruso y fue agente de la KGB. Me reiría si no fuera tan trágico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Putin es más de izquierdas que Trump pero menos que el papa Francisco, como todo, esto depende del marco de referencias

      Eliminar
  2. Esta vez de acuerdo total. Yo siempre digo España, pues lo de Estado Español es efectivamente una expresión de origen genuinamente fascista, ahora que está tAn de moda el adjetivo este.

    Saludos


    Valeriano

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando un adjetivo (fascista) deja de ser descriptivo para convertirse en un insulto pierde esa capacidad (solo describe a menudo al que lo utiliza)

      Eliminar
  3. Enorme!!...en el fondo y en la forma, Fer. Eres como el vino bueno en la barrica...
    Un beso, Santi

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente, la peor ignorancia, en política y en todo, es la que no sabe que no sabe. El ignorante cree que sus opiniones -que no son suyas de veras, porque no se las ha formado él, las ha cogido ya hechas- son las únicas posibles, e ignora y desprecia el resto. Detesta la discusión, le escandaliza que pueda ponerse en duda lo que cree evidente e indiscutible y considera al que lo hace como un enemigo personal, porque no imagina más motivos para opinar algo distinto que la estupidez o la maldad. Como ni necesita ni sabe argumentar lo que cree sus opiniones, le molestan los argumentos: los favorables a su opinión le sobran, y los contrarios le agreden y le irritan. Si por casualidad se ve enredado en una discusión -que pierde siempre, porque ni sabe ni quiere discutir- la zanja proclamando ese lema universal del ignorante: "Todas las opiniones son respetables". Él no lo sabe, pero al decir eso lo que en realidad afirma es que él no es capaz de respetar -de entender, de fundar, o de refutar- ninguna.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entonces... ¿no vas a votar a Gundisalvo?

      Eliminar
    2. Hombre, por supuesto, a quién, si no. Qué tendrá que ver.

      Eliminar

Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía