viernes, 22 de diciembre de 2017

El dictador, los huesos de cereza y el niño que fui






Tengo los mismos gustos en fruta que los pájaros. Mis favoritas son las cerezas maduras aunque no podridas (ese es gusto de insectos) de esa variedad tan cercana a la silvestre que es la del guindo. Mi aprecio por las cerezas es también afinidad, como la que se siente por un perro o incluso por un compañero de juegos o una mujer que, sin ser la más guapa, es la que con más gusto siempre compartes tu cama. Del guindo-cerezo me gusta el árbol, me gustan sus hojas dentadas y finas y su corteza gris discreta (elegantísima) y resinosa, como me gusta su madera roja de la que están hechas las estanterías de los libros que almaceno en el pajar habilitado de comedor y sala de tele. Y me gusta la estética de sus rojas drupas, agrupadas de dos en dos al final del largo peciolo; sólo me gusta más el aspecto de los membrillos, de las granadas y a veces, sólo a veces, de los limones. En el patio no tengo un guindo, ni me consta que haya muchos en ninguna casa del pueblo, aunque sí en las huertas del camino a la ermita. Pero en el patio tengo un limonero muy productivo y un granado alto y escueto (da poca fruta comparado con otras) que plantó en un cantero a poniente el tío Benja que en paz descanse, antiguo pregonero a cornetilla del pueblo. Y el huerto lindero de la casa del cura tiene, asomando por el muro de la calle de la Estación, el membrillero más feraz y bonito de la comarca, que ya es decir. Pero para guindos y cerezos tengo que a acudir a los vecinos pueblos de las laderas del sur de Gredos, ahí me aprovisiono, como los pájaros con los que comparto el gusto. 

Y del cerezo también me gusta, claro, el sabor de su fruta, su textura al morder, lo fácil que se extrae el hueso, convirtiéndolo en munición distraída del niño que merienda a la vez que se arma. 

En mi barrio los niños los llamábamos güitos. Un güito. El hueso de una frutita que puede lanzarse fácilmente, incluso con una cerbatana improvisada.

Hace tantos años que ya es literalmente historia, estaba yo en el balcón de la casa de mi abuela que daba al recién construido y en trance justo de inaugurar Palacio de los Deportes madrileño comiendo cerezas. Los huesos los lanzaba distraída pero precisamente a los transeúntes y sobre todo a los espectadores agolpados en las aceras, cortado al tráfico la calzada, a la vez que me retiraba en cada ocasión para desenfilarme del ‘enemigo’. Pero a quién quería atizar era a ese soldadito rechoncho y viejuno de voz atiplada que salía por la tele en blanco y negro con su tripita avanzada hacia el horizonte que ahora llegaba entre cornetas. Me lo impidió con cara de susto mi tío David, el hermano pequeño de mi así mismo joven madre que me pegó un tirón hacia dentro del cuarto, suspendiendo su amabilidad habitual conmigo. Es así como no pude atizarle al que luego identifiqué con Franco, Franco, Franco...

En las crónicas no figura mi intento de atentado. Me hubiera gustado atizarle, sin cuestiones ideológicas de por medio, sólo por el gusto que me ha dado siempre comer cerezas y usar los huesos como munición.

En mi inocencia de entonces, no supe que le estaba dando la vuelta metafóricamente al Régimen, que se comía la chicha y nos arrojaba los huesos, y yo al revés, y eso, y no la pobre capacidad destructiva de mis proyectiles, incluso eso y no el gesto de desdén que suponía tirarles los huesillos al desfile del dictador, eso, digo, era lo verdaderamente subversivo, y todo eso sin yo saberlo. Al gordito de voz atiplada que algunos llamaban 'caimán' ("se va el caimán, se va el caimán, se va para barranquilla...") y otros galápago (siempre reptil), pero que nos tuvo en su puñito hasta mi lejana juventud. Luego averigüé que el ácido prúsico o cianuro de hidrógeno es un eficaz veneno que se encuentra en los huesos de cereza. Como en la Amazonía, los proyectiles de cerbatana, siempre leves, deben ir untados de veneno, sea curare o cianuro.

Durante los 36 años que estuvo en el poder, e incluso antes, parece ser que el dictador sufrió 17 intentos de atentado. El peligro nunca llegó a  rozarle, El mío tampoco, gracias a mi tío David (y encima no está contabilizado). Es obvio que ninguno triunfó, Franco murió en la cama de forma mucho más prolongada y dolorosa.






Entre paréntesis: ( ) Breve y apresurado análisis de las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017

Uno. Por primera vez en Cataluña ha ganado, en votos y en diputados, un partido nacido en Cataluña pero españolista (que no constitucionalista, ya ganaron el PSOE y Convergencia, ambos con ‘padres’ de la constitución). A efectos de bloques enfrentados ha ganado el independentismo y dentro de él, el partido de Puigdemont. Resumiendo, mayoritariamente, Cataluña, como pasa casi siempre con los ricos, es de derechas.

Dos. A efectos literarios es de aplicación Monterroso: cuando el PP despertó, el dinosaurio nacionalista (nunca mejor dicho) seguía ahí.

Tres. Lo que nunca podremos hacer es seguir el consejo de Franco de hacer lo que él y no meterse en política. Al revés. A ver si los políticos empiezan a hacer política.

4 comentarios:

  1. Se libró Franco, ¡jajajaja!

    Lo de Cataluña es triste y revela algo que choca con las falsedades que se han dicho en campaña: hay dos Cataluñas, lo que refleja la propia situación española: la derecha en cierto grupo y la "izquierda" dividida entre varios.

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    1. Es obvio que hay dos Cataluñas casi equiparables en número; en realidad, como en España en conjunto, habrá más, ese no es el problema; el problema es cuando una de esas partes es conducida por individuos que no aceptan las reglas del juego vigente y la otra parte, por llamarla algo, depende de una inacción delegada en justicia y policía. De momento han triunfado derechas gestadas en Cataluña (Ciudadanos y Junts lo que sea, porque ya han cambiado tanto de nombre), frente a la derecha del resto de España (PP)

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  2. Además de como proyectiles de cerbatana, en una época de mi niñez usábamos los huesos de cereza como unidades de cuenta en juegos de cartas y similares.

    PS: Por cierto, el PSOE (PSC) nunca ha sido el partido más votado en elecciones catalanas; siempre salvo en la del otro día los de Convergencia (y en las anteriores Junts pel si)

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    1. No sé qué será peor (o mejor), si usar los guitos de munición o de moneda (ammarracos en el mus)

      PS. No termino de entender tu comentario sobre PSC

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía