Leo que la lengua de los indios hopi, un idioma de Arizona que supongo que apenas se hablará ya allí, no tiene una palabra, ni por tanto concepto, para ‘tiempo’ ni para ‘espacio’. Así que difícilmente podrán hablar de relatividad o incluso de la Crítica de la razón pura. Podríamos imaginar un relato de ciencia ficción el que repentinamente se nos impusiera o sustituyera ese idioma. Inmediatamente todo nuestro sistema de pensamiento se desorganizaría. También para los que no saben nada de Kant o de Einstein. Porque cambiar de lengua es cambiar de pensar o de su tonalidad en términos musicales. Los límites de nuestra lengua son los de nuestro pensamiento. Por eso admiro tanto a los buenos traductores, esos navegantes entre mundos distintos. Pero no es nada nuevo. no se puede imaginar un color fuera del espectro electromagnético, pero las abejas ven el ultravioleta; ni oír un sonido fuera de nuestra escala auditiva, pero los perros pueden, etcétera. Tampoco se puede pensar fuera de las posibilidades de la lengua en que se piensa.
Lo que sí se puede es ser imbécil en tu propia lengua. Así, esos manifestantes en contra de los métodos de control de la pandemia; lo que reclaman es… su libertad. Pero ser libre frente a todo equivale a serlo frente a nada, porque ser libre no justifica nada. Como los hopi, no deben tener ese concepto en su jerga, pero aún así lo gritan.
Supongo que las literaturas se ven condicionadas por las lenguas. De modo que, como sugieres, las traducciones son casi tareas imposibles, sobre todo entre lenguas muy alejadas formal y conceptualmente.
ResponderEliminarEstoy leyendo una cosa que por lo visto tiene varios traducciones. Al parecer, la traducción que yo manejo es la peor; sin embargo es la única que hoy se puede encontrar, pues la que se dice la mejor ha sido descatalogada por la editorial y solo puede encontrarse en el mercado de segunda mano y a precios desorbitados. Acabo de leer, para colmo, que el traductor que estoy leyendo literalmente inventó determinados pasajes del libro, por considerarlos intraducibles. Es decir, que lo que estoy leyendo sólo es una especie de recuerdo lejano de lo que su autor ideó.
¿Qué libro es?
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