Tengo un amigo que sorprendentemente (para mí, claro) distingue
los sabores de las Coca-Colas. No me refiero a las variantes sin azúcar y
demás, sino a cualquiera dependiendo de su zona de fabricación. Debe ser el
agua, porque el extracto del brebaje, esa alardeada fórmula secreta es la misma
en todas partes. Yo no soy un gran catador de vino; me gusta más el tinto joven
que la mayoría de los grandes reservas, y el blanco más frío que lo que
recomiendan los puristas. Pero lo que verdaderamente sé catar, de lo que entiendo, es de cerveza; en
ella distingo matices y procedencias sin problema, desde las ligeras mexicanas
a las de doble fermentación de los monasterios belgas, no digamos las de trigo. Se puede comprender, por
tanto, mi satisfacción cuando me enteré del papel de la cerveza en el
desarrollo de la agricultura del Neolítico. En definitiva, la cerveza nos hizo
lo que hoy somos. Si improbablemente ese papel lo hubiera cumplido una variante
de la Coca Cola, en mi opinión, estaríamos ya extinguidos.
Göbekli Tepe está situada en el sudeste de Turquía y yo no he estado aún. Era un
lugar de culto según su principal investigador, Manfred Heun. Él y otros muchos
consideran este yacimiento como el hecho más decisivo que le ha ocurrido a la
arqueología en muchas décadas. Allí, en lo alto de una colina que se ve desde
lejos, se reunían los pueblos cazadores de esa franja entre el Éufrates y el Tigris
para sus festejos desde hace unos 16.600 años. Grandes capas de huesos
triturados de animales diversos demuestran que los asistentes celebraban
banquetes de uros, gacelas y onagros, presas del desierto o el subdesierto, y
que trituraban los huesos para llegar a los mejor y más grasiento, el tuétano.
Estos cazadores invirtieron tiempo y trabajo; hay grandes edificios circulares
de caliza, con bancos adosados a lo largo de las paredes interiores. En el
interior hay monolitos en forma de T. Estos pilares están decorados con bajorrelieves
de personas, serpientes, escorpiones, jabalíes, aves, bisontes, osos y zorros. También
se han encontrado tazas de piedra decoradas con motivos similares y vasijas mucho más
grandes.
En este lugar no hay casas ni fuentes cercanas. En Göbekli Tepe
no podía vivir nadie, estaba diseñada para reuniones temporales donde la gente
se reunía para ocasiones especiales. Ni siquiera era como los templos griegos,
el mismo Partenón, que poseían aparte de la gran zona de culto, reductos donde
habitaban los sacerdotes. Era como una plaza o un ágora techada y sin ciudad entorno.
Cabe concluir que este lugar de culto, con sus gigantescas
construcciones circulares y sus grandes pilares de piedra eran el centro de una
extensa región. Las piedras en T pesan cincuenta toneladas y puede parecer
incomprensible que unos cazadores paleolíticos pudieran arrastrar esos enormes
bloques desde paredes rocosas a cientos de metros de distancia. Y luego
levantarlos en pie. ¿Qué les movía a hacerlo?
Miles de años más tarde, está bien documentado en
fuentes escritas —sale hasta en
las grandes y poco respetuosas históricamente películas de Hollywood—, que los trabajadores de las pirámides de Egipto recibían
grandes cantidades de cerveza. En Göbekli Tepe las fuentes no son escritas, son
más antiguas e inseguras, pero se cree que las grandes vasijas, al margen de
los vasos decorados, se usaron para maltear cebada y elaborar cerveza. Las más
grandes tienen una capacidad de 240 litros. Los químicos han encontrado unos
pocos restos de oxalatos, una sal que se forma en la fermentación de la
cerveza.
Manfred Heun y sus colegas afirman que la cerveza de cebada y
escanda (un tipo de trigo) fue el motor de ese lugar de culto. Y no sólo eso,
sino de toda la agricultura temprana en la transición del Paleolítico al
Neolítico y de la caza recolección a la agricultura. Hay muchas teorías pero
ignoramos las motivaciones que llevaron a abandonar a los cazadores una forma
de vida que había funcionado durante cientos de miles de años para convertirse
en pioneros campesinos. La adquisición de las materias primas para fabricar
vino y cerveza pueden muy bien haber sido una de esas motivaciones. Me gusta la
idea. A esas personas les gustaba la carne de cerdo asada. La acompañaban con cerveza
y otras bebidas alcohólicas que mezclaban con miel, uvas y cereales. Habría
canciones—eso me lo imagino yo—, alegría, animación, desenfreno, fornicaciones
en esta suerte de extraña y fascinante predecesora de las cervecerías bávaras.
Hay muchas teorías, incluso enfrentadas, para tratar de explicar las causas del paso del régimen de cazadores recolectores al de agricultores. La más extendida hasta hace relativamente poco quizás confundiera causa y efecto al señalar que la agricultura surgió para permitir soportar mayores poblaciones (y de paso sedentarizarse y crear las primeras ciudades y civilizaciones, jerarquías y poder político, militar y religioso). Pero bien pudiera ser a la inversa: que no se sedentarizaran para poder ser muchos, sino que el éxito de los cazadores incremento su demografía y se hizo insostenible su forma anterior de vida. Morir de éxito se llama eso. En tanto que los agricultores hicieron de la necesidad virtud, porque los restos de ellos demuestran, junto a un mayor número de individuos, una disminución de la talla y de la fortaleza de sus osamentas. ¿O de verdad, salvo algún vegano exaltado, piensa alguien que es mejor una dieta a base de gachas de trigo y cebada (las levaduras para la fermentación para el pan se descubrieron bastante más tarde) que una a base de carne de ciervo y frutos del bosque? ¿O que cazar unas tres horas para conseguir la dieta suficiente es peor que cavar de sol a sol para obtener otra apenas suficiente, como demuestran los bosquimanos cazadores actuales frente a los vecinos agricultores bantúes? Pero la cerveza no permite seguir siendo nómadas.
En la tranquila playa de Agia Thekla, el propietario y camarero en un inglés mejor que el mío me explica que su familia siempre ha vivido en la isla desde que existen registros mientras me sirve una 'Keo' bien fría con unas aceitunas negras y un mezze variado que incluye esos pulpitos que me entusiasman. Quizás sea un descendiente de neolíticos cerveceros. Yo a cambio le cuento este post cerrando el portatil y él me sirve otra de parte de la casa y me recomienda la mejor posada de la zona.
Göbekli Tepe. El santuario más antiguo del mundo o la primera cervecería. Digo yo que ser un poco golfos, igual que ser demasiados, quizás nos hizo avanzar, quizás a nuestra perdición, el tiempo lo dirá.
Hay muchas teorías, incluso enfrentadas, para tratar de explicar las causas del paso del régimen de cazadores recolectores al de agricultores. La más extendida hasta hace relativamente poco quizás confundiera causa y efecto al señalar que la agricultura surgió para permitir soportar mayores poblaciones (y de paso sedentarizarse y crear las primeras ciudades y civilizaciones, jerarquías y poder político, militar y religioso). Pero bien pudiera ser a la inversa: que no se sedentarizaran para poder ser muchos, sino que el éxito de los cazadores incremento su demografía y se hizo insostenible su forma anterior de vida. Morir de éxito se llama eso. En tanto que los agricultores hicieron de la necesidad virtud, porque los restos de ellos demuestran, junto a un mayor número de individuos, una disminución de la talla y de la fortaleza de sus osamentas. ¿O de verdad, salvo algún vegano exaltado, piensa alguien que es mejor una dieta a base de gachas de trigo y cebada (las levaduras para la fermentación para el pan se descubrieron bastante más tarde) que una a base de carne de ciervo y frutos del bosque? ¿O que cazar unas tres horas para conseguir la dieta suficiente es peor que cavar de sol a sol para obtener otra apenas suficiente, como demuestran los bosquimanos cazadores actuales frente a los vecinos agricultores bantúes? Pero la cerveza no permite seguir siendo nómadas.
En la tranquila playa de Agia Thekla, el propietario y camarero en un inglés mejor que el mío me explica que su familia siempre ha vivido en la isla desde que existen registros mientras me sirve una 'Keo' bien fría con unas aceitunas negras y un mezze variado que incluye esos pulpitos que me entusiasman. Quizás sea un descendiente de neolíticos cerveceros. Yo a cambio le cuento este post cerrando el portatil y él me sirve otra de parte de la casa y me recomienda la mejor posada de la zona.
Göbekli Tepe. El santuario más antiguo del mundo o la primera cervecería. Digo yo que ser un poco golfos, igual que ser demasiados, quizás nos hizo avanzar, quizás a nuestra perdición, el tiempo lo dirá.
Había oído la idea de la cerveza y tiene cierto sentido: las bebidas alcohólicas precisan un mantenimiento y unos recursos al alcance de pueblos sedentarios, y parece que la ebriedad facilita o modula al menos la socialización. No recuerdo quién decía que los viajes de alcaloides como el peyote eran más personales, por tanto más difíciles de compartir.
ResponderEliminarPersonalmente estoy de acuerdo que la mayoría de los avances se deben en mayor medida a las ganas de divertirse y hacer el vago que, por ejemplo, a las ideas "elevadas".
P.D: Los veganos ya están creando su "biología alternativa", según la cual indudablemente el cuerpo humano no está preparado para consumir carne. No diré de sus argumentos, porque dan vergüenza ajena.
Sí, el alcohol socializa y los alucinógenos aislan.
EliminarNo hacer nada conduce a ser más humano
Los veganos son tontos del culo. No hay más que contemplar la longitud de nuestros intestinos, más largos que los de los carnívoros estrictos y mucho menos que los de los herbívoros, es decir, intestinos de omnívoros.
Si todavía fueran sólo los veganos, no me preocuparía demasiado. Hay un cierto movimiento "naturalista" cuyos miembros no tienen ni puta idea de qué es la naturaleza y dicen una sarta de tonterías que es para echarse a temblar.
EliminarAhora mismo acabo de leer a un señor, pues tiene cierta edad y no es un pobre chaval despistado, decir que los seres humanos que "vivían naturalmente"* no enfermaban porque no había ni virus ni "pestes" (¡!). De hecho, pretende demostrarlo mediante el argumento de que los animales libres no enferman nunca (¡¡!!), pues la naturaleza hace de lo que su especie debe (supongo que según el tipo de formulario).
Y qué decir de nuestros amigos antivacunas, que son los responsables de que haya rebrotes de sarampión, con niños muertos. Me callo ya porque, si continúo, voy a empezar a lanzar insultos y no me parece bien hacerlo aquí.
*Lo pongo entre comillas porque habla de los mapuches, que eran ya agrícolas. Aunque siendo honesto, no creo que se puede hablar de seres humanos "naturales".
Muy interesante: los humanos nos hicimos sedentarios para poder cultivar cebada y trigo con los que hacer cerveza; y una vez que nos atracábamos de cerveza tampoco teníamos ni fuerzas ni ganas para seguir de nómadas. Lo que no terminas de responder es tu pregunta de qué les movía "a arrastrar esos enormes bloques desde paredes rocosas a cientos de metros de distancia y luego levantarlos en pie". En todo caso, me ha parecido un post muy interesante, incluso con el salto geográfico a Turquía; ¿piensas darlo tú desde Chipre?
ResponderEliminarSí, incluso dicha sedentarización se aprecia hoy en esos muniqueses obesos que solo se mueven hasta su banco de su cervecería favorita.
EliminarLo de los bloques ni idea, quizás eran pilares para los tejados o puede que como no tenían papel y lapiz para dibujar sus pajaritos...
No, no voy a Turquía. El viaje hasta el yacimiento de Göbekli Tepe es muy caro y se me están acabando los fondos previstos y provistos (debería haber hecho caso a J.M y vender al menos a una revista de viajes estas crónicas). Una ventaja/inconveniente de mi detestado turismo de masas es que viajar fuera de las rutas habituales a los lugares donde no van ellos es muy caro, a menos que vayas en bici y te filme la televisión. Además me he enterado que mi alcaldesa Carmena ha abierto las piscinas municipales y no puedo perdérmelopues ahí concurre el verdadero pueblo al que aluden todos los políticos
A cambio te dejo este enlace:
Eliminarhttp://sciencenordic.com/track-world%E2%80%99s-first-farmer
Voto a que sigas viajando, Lansky. Y que lo cuentes, hombre. Alguna vez escuché que semillas de opio se ha encontrado en yacimientos arqueológicos del Neolítico. Parece que aunque les perjudicara lo social, cada tanto se snifaban.
ResponderEliminarVota, vota, y gracias, pero estoy mal acostumbrado, durante mi vida laboral a viajar con gastos pagados, y ahora no.
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