jueves, 23 de marzo de 2017

aforismos y 'breverismos'




Un pequeño y modesto análisis sobre el terrorismo a raíz del atentado de ayer (22 de marzo) en el puente de Westminster: Al igual de que la ‘razón’ o motivo de que un marido golpee brutalmente a su esposa no reside en lo que haya hecho o dejado de hacer esa esposa, las razones (pues son multifactoriales) del terrorismo islamista no son la larga tradición de errores de la política occidental en Oriente Medio ni la falta de oportunidades y la frustración de los inmigrantes de primera, segunda o tercera generación de ese origen en nuestros países. No, un psicópata lo es por desequilibrios cerebrales, y la frustración o la injusticia no conduce ineludiblemente a atacar a tus semejantes. Y es que los terroristas, como los maltratadores machistas no tienen razones, sino pretextos.


Se habla mucho de la barbarie del especialista, pero el común de las personas tiene el mismo problema. El problema de la gente no es que no sepa nada sobre la vida, sino que sólo ha aprendido una o dos cosas. Y la vida son muchas cosas. 

Los libros buenos te dejan con ganas de releerlos; los grandes libros te impulsan a releer tu propia vida.

Los grandes hombres lideran mediante el ejemplo; pero finalmente y por desgracia los demás hombres lideran a los lideres con la adulación.

La aparición de la Televisión supuso la del famoso, alguien que en otras circunstancias nadie querría conocer. 

¿De qué sirve la libertad de expresión si no digo más que tonterías? 

Los políticos ante un tribunal son como los oficiales capturados de un ejercito enemigo en un interrogatorio; sólo contestan: 'no sé, no me acuerdo, no me consta'.

Lo único cosmopolita es el flujo del dinero y el consumo y la cultura de masas; por lo demás, la gente emocionalmente es tan localista como cuando se vivía en aldeas y no existía el turismo de masas (que es otra evidencia de ese localismo emocional)

Cuando el leñador entra en el bosque con su hacha al hombro, los árboles dicen: el mango es de los nuestros (Samaniego). Igualmente pasa cuando un político de la oposición debate con otro: el mango, es decir, la parte que lo sujeta, es del mismo material.

Todos hemos salido de un agujero que limita al norte con la orina y al sur con las heces.

Están los poetas y están los estadísticos y en medio estamos el resto, a veces con sueños, a veces con facturas por pagar; entremezclados hábilmente están los estafadores, hurgándonos los bolsillos, vendiéndonos lotería, presentándose a las elecciones.

Oyendo a muchos tertulianos uno podría responder: "¿estás tratando de ofenderme o simplemente eres estúpido?    

Contra lo que creía Borges, los espejos no multiplican a los hombres, sólo los falsifican trastocando la simetría. Quien se ve en una filmación o se oye en una grabación apenas se reconoce. Es lógico, el cuerpo humano es un juego de engaños (por ejemplo, los labios rojos de carmín imitan el sonrojo engrosado de esos otros labios de la entrepierna femenina en la excitación; o los senos redondos, las nalgas que se echan de menos cuando el coito ya no es el habitual ad-ergo de los cuadrúpedos), y al primero que engaña, para que ese engaño sea perfecto, es a uno mismo. 

Para el timo no es necesaria la mentira, sino confirmar las ideas preconcebidas.

Leer y escribir son refugios de la dignidad humana ya que nos recuerdan que somos más que nosotros mismos, eso que algunos llaman alma.

El destino de los libros es absurdo. Si los lectores los ignoran, mueren, y si pasan a la posteridad, están destinados a ser malinterpretados siempre, a que sus autores se transformen en dioses o en demonios.  

Al igual que las hormigas solo producen hormigas y la burguesía burgueses (salvo algún terrorista, igualmente burgués) y la historia solo genera historia, ¿el lenguaje sólo transporta metáforas? 

Un fabricante artesanal de papel me dijo una vez: 'a veces me gustan mis errores, pero intentar reproducirlos es muy difícil'. Creo que a una gran parte de los pintores de vanguardias les pasa lo mismo.

Me apresuro a escribir la historia reciente de mi país (seré breve):Todos los vencidos tenían hambre y tenían miedo, de modo que las mentiras se gritaban y coreaban y las verdades se susurraban al oído; ahora lo sé: yo aprendí más de las mentiras que de las verdades, a no creermelas. Un pueblo encarcelado en el que la historia había sido reemplazada por la propaganda (por eso se prefería a Goebbels a Marx). La pertinaz sequía era culpa de los rojos (faltaba medio siglo para el cambio climático) que primero se habían llevado el oro a Moscú y luego el agua a Francia, aunque Franco construía regadíos y pantanos (con presos) y el oro salvado de los comunistas lo empeñaba la gente en el Monte de Piedad para comer, porque el oro era menos importante que las patatas. (Ya está).


En medio del desierto, un profeta le dice a un viajero que se muere de sed que lo único que necesita es agua. Pero aquí no hay agua, replica el viajero. Ya, asiente el profeta, pero si la hubiera no pasarías sed y no morirías. Así que voy a morir, concluye el viajero. No si bebes agua, zanja el profeta. (La mayoría de las parábolas y enseñanzas religiosas me resultan tan absurdas como este cuento)


Hay un haiku de Issa que me parece acertadísimo:

Vagamos sobre

el techo del infierno,

viendo las flores.

C’est la vie


Lo bueno, si breve..., sabe a poco, pero no sabe poco. Esto de arriba puede que sepa a poco o que sepa poco. 

3 comentarios:

  1. Daesh es una franquicia a la que se puede apuntar 'a posteriori' cualquier sádico imbécil y frustrado; una suerte de amparo

    ResponderEliminar
  2. Hay una larga tradición de masoquismo colectivo en el que se recrean –deben de sentirse la mar de virtuosos al hacerlo- alguna clase de supuestos izquierdosos, progresistas o cosa similar. Según el cual Occidente –o sea, nosotros, incluidos, ellos, los masoquistas- además de tener la culpa de todo lo malo que ha hecho y hace, la tiene también de todo lo malo que haga cualquier no occidental; que, por definición, es una víctima de Occidente, y por serlo está justificada de antemano por cualquier cosa que haga, que nunca será culpa suya, sino nuestra. Y no solo tenemos la culpa de lo que nos hagan, sino que nos lo tenemos merecido, y aún es poco y debemos esperar más. Si EEUU bombardea, demuestra su maldad intínseca –y no digo yo que no-. Si un país musulmán bombardea –o el ISIS este pone bombas, o atropella, o ametralla o apuñala- demuestra asimismo la maldad intrínseca de EEUU y de sus cómplices –nosotros, vaya, y el propio masoquista regodeado en su ecuánime clarividencia-.

    Aún cuando no diga más que tonterías, la libertad de expresión sirve para que yo ejerza mi derecho a ser tonto, y para que los demás queden informados de que lo soy. No me parece poco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El asesino era inglés de nacimiento, aunque provenía de familia pakistaní.

      Acabas de resumir la actitud de cierta chavalada de Twitter, absorbida por esos discursos y por cierta interpretación de la interseccionalidad, que consiste grosso modo en que no se puede ignorar una lucha social sin ignorar las demás. Esto, a priori, tiene mucho sentido, porque por ejemplo en América no se puede ser feminista sin pensar en los problemas raciales de negras, latinas y etcétera... Pero bien se ve que el gusto por los catecismos, como decía Lansky no hace mucho sobre Engels, ha transformado esto en un movimiento de blancos que, en primer lugar, reconocen sus privilegios raciales, económicos, sexuales (orientación e identidad), de salud* y los que se les ocurran además, muy en la línea de reconocer los pecados, y luego dedican sus existencias a luchar contra el heteropatriarcado blanco (expresión exacta).
      El problema viene, como bien ocurre con todos los integrismos, cuando pretenden que la gente se convierta a su sistema so pena de acusarlos de opresores; pero de hecho son todavía peores con las minorías raciales (de EEUU, claro) y de otras clases que no asuman la característica que toque como la fundamental de su persona, y se les ocurra ser individuos que simplemente cumplen esa característica entre otras. Y entre ellos, se ganan niveles según de cuántas minorías seas, porque ello significa que soportas tantas otras opresiones, y de ahí que se les haga burla con el concepto de que han creado las Olimpiadas de la Opresión.

      *Es decir, que no son discapacitados... Aprovecho para decir que la nueva corrección política pretende que la palabra "discapacitado", que en su día sustituyó a "inválido" y "minusválido", es ofensiva y hay que decir "diverso funcional". Un amigo mío sordo comenta que es un disparate, porque su problema no es que oiga de manera diferente, ¡sino que no está capacitado para oír!

      Eliminar

Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía