jueves, 11 de junio de 2020

Por qué Derek mató a Floyd



En Adiós muñeca de Raymond Chandler, ella, sin venir a cuento, le dice al protagonista: “Los policías son sólo personas”, y él replica con ironía: “Empiezan así, según me han dicho”. Quizás eso sea el problema, que los detentadores en los estados modernos del monopolio (legal, quizás legítimo) de la violencia sean sólo personas, o que en su día lo fueran y ya no tanto. El problema es que los sujetos pasivos de esa violencia son también sólo personas. Pero si esas personas son ligeramente distintas de la mayoría, por ejemplo negras en una sociedad mayoritariamente blanca, la acción sobre ellas es estadística y significativamente mayor. Fue el sociólogo Max Weber el autor del término Gewaltmonopol: el monopolio de la violencia, en su obra La política como vocación. Una sola entidad, el Estado, no la policía, que en todo caso es su instrumento delegado, como el ejército, es el detentador de este derecho del que se priva al resto de la ciudadanía, y ese Estado transfiere a las fuerzas del orden ese ejercicio, pero sólo son personas, como el resto.

En curioso que cuando se pregunta a muchos asesinos sin motivaciones aparentes salvo su agresividad porqué han matado respondan: “porque podía hacerlo”. La mayoría de nosotros no podemos por más de una razón: porque no detentamos ese monopolio y por el temor consiguiente a ser castigados si lo hacemos, pero sobre todo porque nos inhibe nuestro propio sistema conductual: matar a un semejante es algo que requiere unas circunstancias excepcionales y una suerte de huida hacia adelante demasiado brutal. Para evitar que nuestros policías nos maten por el simple hecho de que pueden hacerlo —en ciertas circunstancias están autorizados—, en la aceptación de candidatos a esos cuerpos se realizan una serie de test, llamados psicotécnicos, derivados de esa protocolaria rama pseudocientífica de la psicología, para evitar y descartar a esos individuos que matarían, nos matarían, por el simple hecho de que pueden hacerlo, como cualquier otro sociópata. Eso tiene dos debilidades; una es la derivada de la falta de seguridad de esos test de admisión; la otra es la que señala escuetamente Chandler, que los policías empiezan, como no, siendo personas, pero el ejercicio, el derecho impune —importa mucho esa impunidad—, reiterado y habitual de la violencia les convierte a muchos en otra cosa, otras personas sin inhibiciones, como la de apretar con la rodilla y todo el peso del cuerpo el cuello de una víctima, que se siente distinta de él por el mero hecho de serlo, pero también por ser negra, por ejemplo, hasta matarla.


Consecuencia de lo anterior es que los Estados que no controlan el uso de la coacción o fuerza violenta (por ejemplo, aquellos con milicias irregulares) no son esencialmente Estados funcionales. Comportamientos como los del Estado de Israel, que se comportan como una milicia armada, no como una nación, con sus vecinos palestinos, o el de los cuerpos de policía de Estados Unidos con los ciudadanos negros, son, por tanto, el de Estados fallidos, como lo puedan ser Afganistán o cualquier satrapía africana.  Quizás, tras los acuerdos del final de la Segunda Guerra Mundial, en lugar de Palestina, ya ocupada desde antiguo por tribus árabes, se les debería haber cedido a los judíos el Estado de Baviera como reparación de los crímenes, por acción y omisión, de los alemanes, no sólo de los nazis. Quizás los negros de Estados Unidos deberían haber esclavizado a los blancos durante los siguientes cien años para luego llegar a la abolición de la esclavitud y a la igualdad de los derechos civiles. Pero la Historia es la que es: contingente más que necesaria. Hay que jugar con la única baraja que tenemos.

Es fácil afirmar que Derek Chauvin mató a George Floyd porque el primero era un policía blanco sociópata y el segundo un ciudadano negro con la mala suerte de que estaba en el sitio inadecuado en el momento justo, pero lo cierto es que Chauvin mató a Floyd porque podía hacerlo, y ahí es dónde está el problema.

8 comentarios:

  1. Hay otra cuestión. Está eso que dices; no recuerdo quién lo formulaba de otra manera: sucede siempre lo que puede suceder. Está la cuestión racial en Estados Unidos (y en el resto del planeta) Y está la cultura de las armas en Estados Unidos. Desde mi punto de vista de transilvano medio, no me cabe en la cabeza que haya nadie que quiera dedicarse a trabajar como policía en un país donde el setenta u ochenta por ciento de la gente "normal" va armada. ¿En qué condiciones sale a la calle a "a patrullar" un policía pensando que al menor conflicto te apunten con un arma? Entiendo, como dices, que el ejercicio de esa profesión en esas condiciones hace que, si alguna vez fuiste una persona, te vayas convirtiendo poco a poco en alguien nonstruoso.

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    1. Sí, es como dices, y como se ve en los western clásicos donde el sheriff se diferencia poco del pistolero al que se enfrenta, pero aún así Chauvin iba armado y apoyado por sus compañeros y Floyd iba desarmado y sin apoyo

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    2. Sí. Pero no estoy juzgado esa situación concreta; sino el perfil psicológico de alguien que decide trabajar con armas en un país en el que, según se dice, hay mas armas que personas.

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    3. Entendido. De ahí la no utilidad de los test de admisión

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  2. Y se llama Chauvin...¿Estuvieron haciendo un casting de nombres en la policía?

    Chofer Fantasma

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  3. Muy oportuno y acertado el comentario. Yo añadiría el profundo desconocimiento que tenemos de la historia y cultura africanas, de su aportación a la música y danza actuales, así como de otras aportaciones que han dado origen a importantes avances tecnológicos como el telégrafo y teléfono a partir del TAM-TAM de la costa este africana en el siglo XIX. TAMBIÉS SE DEBERÍA BORRAR DE NUESTRA CULTURA CONCEPTOS COMO RAZA Y DIVULGAR EL ORIGEN DEL HOMO SAPIENS, que es africano.

    Animo Fernando.

    Alfonso del Val

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía