Santiago cae por la borda. Pangloss detiene a Cándido cuando se dispone a
saltar al mar para salvarlo, aduciendo que la bahía de Lisboa ha sido
hecha expresamente para que Santiago se ahogara en ella. Atrapados por la brillante dialéctica de Platón/Sócrates y prejuiciosos
por la apropiación de Aristóteles por las doctrinas tomistas, a veces
infravaloramos la perspicacia de éste. Muchos siglos antes que el doctor Pangloss de Voltaire se burlara de la opinión de que una nariz oportuna estuviera 'diseñada' para sujetar unos anteojos, en Su Physicae Auscultations
(Libro III, capítulo 8), Aristóteles señala que la lluvia cae tanto para hacer
crecer la mies como para estropear el grano en la trilla; es decir, que no cae por ninguna de las dos
razones. “De igual modo, ¿qué impide a las diferentes partes del cuerpo tener
esta relación puramente accidental en su naturaleza?, como los dientes, por
ejemplo, crecen por necesidad los de delante afilados, adecuados para cortar, y
las muelas, planas y útiles para masticar la comida, pues no fueron hechos para
tal fin, sino que esto fue resultado accidental, como ocurre a otras partes en
que parece existir una adaptación a un fin.”
Por otra parte, la mayoría de las adquisiciones del Homo sapiens, desde las meramente anatómicas, como el andar erguido, hasta la oposición en pinza de precisión del dedo pulgar con relación al resto, o la versatilidad de la muñeca capaz de movimientos muy libres de los brazos se pueden encontrar en otras especies; por ejemplo, el panda gigante ha conseguido un 'falso' pulgar a partir de los huesos de la muñeca y también es capaz de manipulaciones delicadas de objetos, como finos tallos de bambu. También la fabricación de herramientas, la territorialidad (y las fronteras), la ayuda entre congéneres, el uso del fuego, ya estaban presentes en homínidos ancestros y ramas extinguidas de otros humanos. La exclusividad del hombre es en ese sentido muy prosaica, la de haber estado en el momento oportuno en el lugar adecuado cuando cambiaban las condiciones ambientales, en concreto las sucedidas durante el pleistoceno en forma de glaciaciones y periodos más breves y bonacibles, y, por ahora, debido a eso, no haberse extinguido como si lo hicieron por ejemplo los neandertales, que de todas formas existieron muchas más decenas de miles de años que nosotros.
Hay quién prefiere definir al hombre negativamente, por su impacto en el resto del planeta y sus seres vivos, pero también esa es una característica más de grado que de esencia potenciada por nuestra reciente capacidad tecnológica. Incluso formas rudimentarias de política, entendida esta como la organización de jerarquías y la consecución y mantenimiento del poder, las encontramos en chimpancés.
Buscando no encontramos en el resto de seres vivos trazas de religión o de arte, dos aspectos que parecen exclusivos de nosotros y esenciales para la cohesión y la formulación de sociedades, pero curiosamente hay muchos seres humanos que parecen poder prescindir de ambos. Por lo demás, el hombre no es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra, ni de reconocer que lo hace. Quizás lo que distingue al ser humano del resto de los animales es su obsesión por averiguar que los distingue precisamente de ellos. Eso tiene una parte positiva, la de la indagación, y una negativa, la de la obsesión por situarse en una posición elevada respecto al resto de la biosfera. Un puma sabe que es un puma, reconoce a otros pumas y no le preocupa conocer lo que le distingue de un coyote.
Hacen falta más artículos parecidas a esta entrada. En Twitter y otros sitios de Internet he podido comprobar que, desgraciadamente, algunos siguen haciendo comparaciones absurdas entre los animales y el hombre. Un caso especialmente extendido es el del consumo de carne porque, razonan algunos, si no estuviéramos preparados para comer carne, su consumo estaría mal (falacia naturalista, por otra parte). La comparación consiste en afirmar que la dentición humana (me he acordado precisamente por los dientes y Aristóteles) no presenta afilados caninos y que eso indudablemente descarta que estemos preparados para comer carne. Esto ignora tanto varios hechos, como que nuestro sistema digestivo metaboliza enzimas para comer carne, que nuestras manos y herramientas compensan nuestra ausencia de dentición dura, y que los dientes forman parte del habla y también ha habido presión selectiva para favorecer esta.
ResponderEliminarComo dices, es un caso de no entender que la anatomía es un accidente y no hay explicaciones simples. Peor aún, no obstante, es cuando se les atribuye a los animales una especie de "valores" o "sabiduría" de la que el hombre habría sido excluido vete a saber cuándo: en el fondo es invertir la relación que comentas, y no entender que cada animal es único y que generalizar, fuera de algunos hechos como la célula animal y el ADN, es mostrar poco entendimiento.
Y allá los ves, teniendo predicamento entre los desavisados que se dejan maravillar por cualquier discurso en que se atilda la voz. ¡Ay!
Twiter no es una fuente de conocimiento, salvo de las compulsiones de la gente.
EliminarEs que el problema es que Twitter aquí actúa como simple "altavoz": se enlaza a blogs, periódicos o intentos de partidos políticos cuya visión de la posición del hombre en el árbol de la vida (y de los animales, bien mirado) es un disparate.
EliminarUn altavoz que distorsiona
EliminarQué tío, Aristóteles. Me ha dejado francamente sorprendido el texto que citas. "¿qué impide a las diferentes partes del cuerpo tener esta relación puramente accidental en su naturaleza?". Me parece de una lucidez y de una modernidad asombrosas.
ResponderEliminar(¿No se te ha quedado coja la primera frase del tercer párrafo? "...la mayoría de las adquisiciones del Homo sapiens, desde las meramente anatómicas... ...hasta la oposición en pinza..." El caso es que, aunque es fácil imaginar lo que vas a decir de esta mayoría de adquisiciones -que no son, cada una de ellas, exclusiva del HS, y que aparecen cosas parecidas en otros animales, me imagino- el caso es que no lo dices, la frase tiene un sujeto muy largo pero se queda sin verbo ni predicado.
Gracias, Vanbrugh, mis pensamientos van mucho más rápidos que mis dedos tecleando, lo cual no es mucho decir: ya lo corrijo.
EliminarAristóteles es mucho Aristóteles, lástima que casi nadie lo lea ya, en el mejor de los casos leen sobre Aristóteles, no a Aristóteles.