Hay muchas formas de ver las cosas, pero a menudo se termina
por ver lo mismo. Incitatus, el caballo al que quiso nombrar cónsul Calígula,
que era español (o más exactamente, procedente de Hispania —como todos los caballos de carrera en la Roma de la época—, no caigamos en el anacronismo patriotero) jamás admitió a éste como emperador, así que el nombramiento de Calígula fue el acto de un
demente. Yo he nombrado compañera a mi perra —jamás mascota—, porque ella me
acepto como su compañero. Por idénticas razones, yo comprendo siempre a mis
semejantes (Rajoy, Pol Pot, Einstein), aunque no siempre los entiendo. Un personaje
de una novela dividía al mundo entre los que entienden la física cuántica, los
que pueden entenderla y el resto. ¿Y a las personas?, ¿podemos entenderlas? En su novela América (inacabada, como todas) Kafka describía la Estatua de la Libertad con una espada en lugar de una antorcha. ¿Quería decirnos algo con ese cambio?, pero es que Kafka nunca estuvo en América (ni prácticamente en ningún sitio muy lejos de Praga) y no existía Google. Más
concretamente, ¿podemos entender a Kafka?, podemos comprenderlo, pero entenderlo
probablemente sólo él puede, o quizás tampoco ¿O es al revés?, porque es
necesario explicar que entender y comprender son cosas distintas, que no hay
sinónimos estrictos. El árbol que ve el sabio no es el mismo que el que ve el
ignorante; podemos comprender el árbol del sabio, entender el del ignorante
(tan fascinante o más), luego está el vastísimo mundo de los que no ven el árbol, ni el
del sabio ni el del ignorante.
Cierto es que no hay sinónimos estrictos, o bien tienen un matiz pequeñísimo que diferencia sus significados, o bien son usados de manera regional... Aunque ahora mismo no sabría razonar cuál puede ser la diferencia exacta entre comprender y entender, aunque diría que pareces atribuir al segundo término el significado más emocional y psicológico*. Al menos, tal es mi impresión.
ResponderEliminarSobre Calígula, hay quien opina que su nombramiento del caballo fue más para humillar al Senado que cualquier otra cosa... Lo que tampoco quita que Calígula tuviera rasgos de demencia.
*Que tampoco son equivalentes, lo sé.
Tengo entendido que Calígula no llegó realmente a nombrar al caballo cónsul, sólo lo propuso, efectivamente, como forma de abochornar al senado.
EliminarSobre tu apunte semántico, me remito a la respuesta que doy al comentario de Vanbrugh más abajo
Normal que no haya sinónomos estrictos, para decir exactamente lo mismo no necesitaríamos dos palabras distintas. Con todo, no estoy muy seguro de acabar de entender (¿o de comprender?) la distinción que haces entre entender y comprender. Me da la impresión de que utilizas "comprender" refiriéndote al intelecto, como el que comprende una ecuación matemática; y "entender" refiriéndote, como dice Ozanu, a alguna clase de empatía más emocional o afectiva. No me parece mal, pero es necesario ponerse de acuerdo previamente. Porque lo cierto es que igual lo podríamos hacer al revés.
ResponderEliminarIgual podría ser al revés, en efecto. Este post es, entre otras cosas, un ejercicio de ambigüedad semántica. Pero te pregunto yo a ti: ¿no se deduce el uso que yo hago, más racional o más emocional por el propio contexto? ¿Es de veras necesario ponerse de acuerdo previamente?
EliminarSí, y he estado a punto de mencionar antes que, si bien no hay sinónimos estrictos, la traducción entre lenguas diferentes es posible si se logra dejar claro ese contexto.
EliminarHombre, aquí se deduce cuál es el uso que estás haciendo porque el post está dedicado precisamente a eso, a explicar que existe un acercamiento afectivo, al que llamas entender, que no debe ser confundido con el acercamiento intelectual, al que llamas comprender. Digamos que el propio post hace las veces de ese necesario "ponerse de acuerdo". Pero si utilizaras cualquiera de los dos verbos con uno de esos dos sentidos específicos en otro contexto, podría no estar claro con qué sentido lo estabas usando.
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