jueves, 1 de diciembre de 2016

La religión de los datos





Tradicionalmente, “estar en las nubes” aludía a estar distraído, sin prestar atención a lo que ocurre a tu alrededor. Sin embargo, hoy, “estar en la nube” significa que estás en la vanguardia tecnológica. Proviene del inglés ‘cloud computing’, una forma de compartir recursos, aplicaciones, software, para gestionarlos de forma comunitaria, interconectada. (de A World of information)
Hay pocas certidumbres, incluso en el mundo subatómico, desde que la duda sistemática de los ilustrados liberó a los hombres de los relatos míticos religiosos como explicación y principio de autoridad. Sin embargo, la duda, el escepticismo, llevado a sus extremos es tan estúpido como la excesiva credulidad. Igualmente pasa con los datos que apoyan las certezas o las invalidan. La ciencia obtiene y recopila datos que organiza en información que a su vez consolida el conocimiento y de ahí, con suerte, puede derivar la sabiduría, pero actualmente hay un culto a los datos, una ‘datocracia’, que no tiene en cuenta eso. La ciencia veía hasta ahora en los datos el primer eslabón de una larga cadena intelectual que seguía esos pasos, pero ahora muchos piensan que el inmenso flujo de esos datos hace inviable su procesamiento, aunque tenemos cada vez más poderosos ordenadores. Podemos procesar los datos de organismos enteros, que algunos bioquímicos consideran algoritmos, aunque no simples, también de sociedades enteras o de ciudades. Los creyentes en el 'dataísmo' son escépticos en relación con el conocimiento y la sabiduría humanos y prefieren poner su confianza en los datos masivos y los algoritmos informáticos. También los economistas interpretan cada vez más la economía como un sistema de procesamiento de datos, un mecanismo para acopiar datos sobre los deseos y capacidades para transformarlos en decisiones.

Según esto, tanto el comunismo como el capitalismo de libre mercado no serían tanto ideologías en competencia sino sistemas competidores de procesamiento de datos. El libre mercado toma decisiones a través de muchos procesadores independientes interconectados. Lo explica Friedrich Hayek, el gurú austríaco de la economía: “En un sistema en el que el conocimiento de los datos relevantes está disperso entre muchas personas, los precios pueden actuar para coordinar los actos individuales de muchas personas.” Y la Bolsa ser uno de los sistemas más eficaces y rápidos de los que la humanidad ha creado hasta ahora. Lógicamente, los capitalistas están a favor de impuestos bajos, que significan que todo el capital no está en manos del Estado sino de más personas. Las decisiones centralizadas del comunismo han resultado ser menos eficaces que las del sistema interconectado del mercado, aunque no siempre fue así: en la Roma clásica el Imperio centralizado fue más eficaz que el senado de la época republicana. El capitalismo no derrotó al comunismo soviético por ser más ético o por su respeto a las libertades individuales, sino porque el procesamiento de datos distribuido funciona mejor que el centralizado, al menos en épocas de cambios tecnológicos acelerados. Un grupo de ancianos encerrados en un bunker, el comité central del Partido Comunista, que acumula todos los datos y centraliza todas las decisiones, incluido el precio del pan, puede fabricar bombas nucleares, pero no conseguirá un Apple o una Wikipedia.  

Hay un relato probablemente apócrifo según el cual Gorbachov intentó resucitar la moribunda economía soviética centralizada y para ello envío a uno de sus ayudantes a Londres para que averiguara como funciona de verdad el sistema capitalista. El visitante fue guiado a la City, a la Bolsa y a la London School of Economics y departió largo y tendido con banqueros, profesores y empresarios, finalmente el exasperado experto soviético explotó y les pidió que se dejarán de teorías económicas complicadas y de ideologías y le explicaran algo que no conseguía entender en su recorrido por Londres. “En Moscú nuestras mejores mentes trabajan en el problema del suministro del pan y se forman larguísimas colas en todas las panaderías y tiendas de comestibles y aquí, donde viven millones de personas y hay miles de comercios no he visto ni una sola. Por favor, preséntenme al genio encargado del suministro del pan de Londres”. Los anfitriones pensaron un momento y le dijeron: “no hay nadie encargado de tal suministro”.

Hay quien predice que a medida que el procesamiento de datos avance, así como su recogida masiva, la democracia, tal como la conocemos, puede desaparecer. Elecciones, partidos políticos y parlamentos pueden quedar obsoletos, no por poco éticos, sino porque no pueden procesar los datos con suficiente rapidez. Por otra parte, los datos no son lo único, este, también se ha dicho, es el siglo de las no verdades. Los datos disponibles indicaban que el brexit británico sería un desastre para las jóvenes generaciones y que Donald Trump no está preparado para ser presidente de Estados Unidos, pero campañas eficaces basadas en las emociones, en las medias verdades o en las falsedades más contundentes les han hecho triunfar a pesar de los datos.

Durante los siglos XIX y XX la política se movía a más velocidad que la tecnología, manteniéndose un paso por delante de esos avances técnicos. Hoy es a la inversa, el ritmo de la política y sus horizontes (elecciones cada cuatro años) no ha cambiado, la tecnología se ha acelerado increiblemente. El ciberespacio no ha sido diseñado por decisiones soberanas, aunque afecten a la soberanía, la seguridad, las fronteras y la privacidad. Para cuando la engorrosa burocracia gubernamental quiera regular ese espacio de Internet,  este habrá mutado diez veces. 

Tomemos las revelaciones de Snowden. La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) puede estar espiando todas nuestras comunicaciones, pero no debe saber muy bien qué hacer con esa infinidad de datos, porque los fracasos de la política exterior de ese país son ya casi rutina.

la Inteligencia Artificial y la biotecnología auguran revoluciones en las que la liebre tecnológica seguira sacando cuerpos a la tortuga de los gobiernos. Y es cierto que nuestras estructuras democráticas no pueden recopilar y procesar tantos datos relevantes con la suficiente rapidez, al igual que sus votantes no conocen lo suficiente para formarse opiniones pertinentes y terminan votando a Trump o a favor del brexit. Por fortuna las dictaduras y los régimenes autoritarios están igualmente abrumados y sobrepasados. Los Lenin, Mao y Hitler tenían visiones del futuro, hoy no tendrían ni idea de qué hacer. Eso es una gran ventaja, los políticos solo pueden pensar a pequeña escala, no destruir sociedades para crear otras nuevas, gestionar países, pero no dirigirlos

El mayor drama en las personas jóvenes es no estar conectados, aunque sea unos minutos. Las experiencias personales ya no son valiosas si no son compartidas, inmediatamente subidas a la Red. El flujo de datos es continuo; datos, pero también falsedades. Los nuevos profetas vienen del siglo anterior: Goebbels y Turing, pero en realidad no hay posibilidad de profecias, tan sólo hay posibilidades. Como hace 2.500 años, yo al menos sé que no sé.

 

9 comentarios:

  1. Hombre, es que a eso siempre hay que recordar que correlación no implica causalidad, que mira que parece simple pero algunos no lo acaban de entender. Si uno quisiera encontrar una relación entre las constelaciones del cielo y el ciclo de los fenómenos naturales, la encontraría enseguida, y de hecho con el volumen de datos que se maneja ahora sería inmediata... Pero está claro que en realidad ambas variaciones son consecuencia de la rotación de la Tierra alrededor del Sol.

    Tú mismo lo mencionas, que algunos han olvidado que es el primer paso y no la totalidad del proceso. De hecho, fíjate que para eso es necesario abstraerse: para por un momento "librarte" de los datos e intentar ver el patrón. Pero parece haberlo olvidado, como de hecho demuestra el que algunas empresas valoren lo que ahora llaman "monotasking"... que no es otra cosa, como decía no recuerdo si un periodista o un pedagogo, simplemente "concentrarse".

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  2. Por favor, sino tienes datos no puedes tomar decisiones. Datos para crear modelos
    posibles,graficarlos y luego compras o vendes;operas o no operas.Al final aprietas
    el gatillo o te estás quieto.Los datos es lo más valioso hoy día.
    En el año 80,la información de bolsa te llegaba al día siguiente por el periódico.Hoy día la recibes al instante en tu ordenador y se incorpora de inmediato a tus modelos y osciladores y se grafican.
    Si vas al médico,ni te mira,lo primero que te pide es un montón de análisis(datos).Sin ellos no toma una decisión.El buen profesional,es aquel que dispone
    de más datos,los trabaja y toma decisiones.

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    1. Compruebo apenado que apenas entiendes lo que lees. Los datos son esenciales, pero son la primera fase de un proceso de deducción que ahora se está sustituyendo por su sola existencia. Vuelve a leer el post, anda.

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    2. No, si estoy de acuerdo contigo, pero quería resaltar su importancia.

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  3. Sí, casi se puede calificar de "religiosa" la actual obsesión por acumular datos. Pero habría que aclararse porque, por lo que voy conociendo, cualquier cosa es un dato, en realidad viene a ser otra forma de llamar a las "unidades de información".

    El otro día asistí a un congreso sobre Smart cities y concluí para mí que en lo que consiste es en llenar el espacio público de sensores que vayan "recogiendo datos" para luego analizarlos y tomar decisiones de gestión (públicas, sí, pero sobre todo privadas). Da un poquito de miedo. En todo caso, lo que se dice en relación a los big data es que deben cumplir las cuatro uves (4V): volumen (muchísimos), velocidad (con la que se toman, muy alta), variedad (de las fuentes de que provienen) y veracidad. Las tres primeras características ya las estudiábamos en estadística respecto de las muestras; la última no sé si se cuida lo suficiente.

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    1. Me parece muy pertinente la distinción entre dato y unidad de información (¿falsa, verídica?).

      Otra precisión es que la veracidad como cuarta condición a cumplir a menudo se enfrenta con las otras, sobre todo con la velocidad y el volumen.

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  4. Ya lo decia Juan Valera en sus cartas desde Rusia hace mas de un siglo: "la estadistica es una ciencia que nos ha dado dios para que hasta los mas tontos puedan hacer ciencia"

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía