"Tal como Mills señala, no sabemos nada de la causa excepto como antecedente… nada, en efecto, salvo un consecuente. Ciertos fenómenos nunca ocurren sin otros, de los que son disímiles: al primero, para abreviar, lo llamamos causa, al segundo, efecto. Quien haya visto a un conejo perseguido por un perro y no haya visto jamás conejos y perros por separado, puede llegar a creer que el conejo es la causa del perro." El amo de Moxon. Ambrose Bierce
La antorcha del caos y de la duda: ésta es la guía del sabio. Chuang Tzu
En el Zentralfriedhof, el cementerio central de Viena, hay una tumba con una ecuación grabada que se incrementa siempre, le adjudiquemos cualquier valor a sus variables. Partimos de que S = k log.W. Sin ir más lejos que Boltzmann.
"En el
principio fue el azar… y el azar estaba con Dios y el azar era Dios. Estaba con
Dios desde el principio. Todas las cosas fueron hechas por el azar y sin él
nada de lo hecho habría sido hecho. En el azar estaba la vida y el azar era la
senda de los hombres.
Soy testigo,
cargo con Su testimonio. No soy el azar pero soy su producto, su enviado y su
testigo, para dar fe del verdadero Accidente que volvió aleatorio a cada hombre
venido al mundo, o a los que no han venido y a los que no vendrán. Tenemos el
poder de ser hijos del azar, no hemos nacido de la sangre ni de la herencia ni
de la carne, ni del legado de los hombres sino del azar. Y el azar fue hecho
carne y contempló su gloria, la gloria engendrada por el Gran Padre Caprichoso,
y él vivió entre nosotros, llenos de caos y falsedad y antojo." O como dijo John
Falstaff «el mundo
es una historia llena de ruido y de furia, contada por
un idiota”, sólo que no es idiota.
Hace 65 millones de años un enorme asteroide chocó contra la Tierra y las bestias hegemónicas del planeta al extinguirse dieron la oportunidad de medrar a unos pequeños tetrápodos marginales, los mamíferos, que con el tiempo dieron lugar a los monos que...en fin; hace 70.000 años cambios aleatorios de la inclinación del eje de rotación de la Tierra dieron lugar a cambios climáticos que hicieron que la especie humana mejor adaptada a las condiciones de vegetación se encontrara en repentina desventaja frente a otra, entre muchas otras de homínidos ya existentes, menos vigorosa y con menos capacidad craneal que la sustituyó y dió lugar a Boltzmann y a ti.
Si un algoritmo
no puede ser más corto que la misma serie que pretende con ese algoritmo
predecir, decimos en matemáticas que es el azar, pero como suena feo, decimos
que es la aleatoriedad. Para tratar con ella se inventaron unas antimatemáticas
que se llaman Teoría de probabilidades que sirven a toda una rama
paradójicamente predictiva que se llama física cuántica. En los sistemas
indeterministas no se puede determinar de antemano cual será el suceso
siguiente. Sin embargo, en los sistemas complejos deterministas también se da
el azar y son los sistemas caóticos y la famosa mariposa que mueve las alas en
Tokio y produce un terremoto en Carrara. Según la llamada interpretación de
Copenhague de la mecánica cuántica, en un experimento controlado hasta sus
más mínimos detalles, siempre hay un grado de aleatoriedad en el resultado.
Muchos procesos físicos de carácter cuántico podrían ser irreductiblemente
aleatorios. Las leyes de la desintegración atómica pueden predecir el número de
núcleos de un cuerpo radiactivo que se desintegrará en un período dado de
tiempo, pero no cuándo lo hará un núcleo concreto. En biología las cosas no son
más sensatas porque la principal fuente de variación, las mutaciones, son
también aleatorias. Y luego está Aristóteles que nos viene a decir que aún que
la causa de que caiga una maceta es la gravedad, que no conocía pero bien que notaba, es la casualidad la que la hace
caer, porque dos sucesos independientes se conjugan para parecer causa y
efecto. El azar no es epistemológico, es decir, no deriva de nuestro amplio y
profundo desconocimiento, sino ontológico, porque es parte del ser. Voltaire
consideraba al azar una palabra carente de sentido, porque nada puede existir
sin causa, pero Voltaire no había sido torturado aún por la ciencia moderna.
Más bien, ¿cómo nos atrevemos a hablar de leyes del azar, si el azar es la antítesis
de toda ley? Por eso Nietzsche hablaba de librar a todas las cosas de la
servidumbre de un fin y por eso, como dijo Mallarmé, una tirada de dados jamás
abolirá el azar (Claro que Él juega a los dados, querido Einstein). Finalmente el gran Montaigne da un consejo viable: "No ha
de maravillarnos que el azar pueda tanto sobre nosotros partiendo de que
vivimos por azar". Así que no esperando nada del azar somos dueños del
destino. Un ateo no puede afirmar que Dios es el Azar, pero sí puede decir que el azar es dios.
Por fortuna, contamos con el Arte además de con la ciencia. Lo cómico plasmado como alta tragedia, los acontecimientos diarios descritos por un loco, un romántico descrito por un científico. Aún reconociendo que una mentira bien contada es un obsequio de los dioses, personalmente
y en cualquier caso, a mí todo esto me parece más interesante y prodigioso que
el de un ente, sospechosamente parecido a un superhumano, que con su dedo
separa la aguas de la tierra y hace surgir una palmera o una jirafa. Eso lo
hacía mejor El Bosco.
Es posible, sí, que el azar irreductible se encuentre al principio de todo y que vayamos también a encontrárnoslo al final. Así como parece imposible no comprobar que actúa sin cortapisas en el nivel de lo más subatómicamente pequeño, y bastante probable que, si alcanzáramos el nivel de lo galácticamente grande, también nos lo encontraríamos allí.
ResponderEliminarPero entre medias de estos extremos, en los territorios del tiempo y del espacio no remotamente inalcanzables en los que nos movemos, habitualmente la causalidad parece haberse instalado con bastante comodidad. Si es solo su apariencia lo que percibimos, debo decir que se trata de una apariencia muy bien conseguida.
(Por cierto, puesto que citas a Cockroft, harías bien en nombrarle, también. No hacerlo puede dar la impresión de que intentas hacer pasar por tuyas sus palabras).
¿Quié es Cockroft? Lo digo completamente en serio, por si le he citado sin saberlo
EliminarComo dices, "entre ambos extremos" nos entendemos, aunque no siempre, los fenómenos caóticos se producen entre esos extremos precisamente, no hace falta huir hacia lo infintamente pequeño o lo infinitamente grande. Lo importante, en mi opinión, es no confundir -lo he dicho otras veces- la causalidad con la correlación. Por ejemplo, los neandertales desaparecen en ciertas zonas justo cuando aparecen los sapiens; la tentación es pensar en los cromañones dandoles garrotazos a los neandertales, pero puede ser que lo que permitió instalarse a los unos es la desaparición previa de los otros. El azar está en todos los procesos independientemente de su magnitud, lo que difiere en el mundo subatómico es que no hay alternativas fiables más que las probabilísticas.
EliminarAh, desde luego. En el medio, el azar y la causalidad coexisten y, efectivamente, es importante no confundirlos. En ninguna de las dos direcciones. Hay correlaciones aparentemente causales, como bien dices, que en realidad no lo son. E imagino que también hay fenómenos que creemos estocásticos, azarosos, y que en realidad tienen una causa con la que no los hemos relacionado; aunque estos es más difícil que se nos escapen, creo, al menos a la larga.
EliminarGeorge Ckkroft es el autor de "El hombre de los dadosí, novela al parecer de gran éxito en el mundo anglosajón de los 70. Quizás te suene más el pseudónimo con que la firmó, Luke Rhinehart.
ResponderEliminarAhora sí, entendido. Ya están puestas las comillas. Gracias
EliminarHay que tener en cuenta un poco lo que decía Monod en El azar y la necesidad: que hay azar operacional, que es el de la tirada de dados, y el esencial, que sería el caso de que la maceta cae no sólo por la gravedad, sino porque alguien la ha empujado al vacío. De todos modos, a nivel cuántico tendríamos otro tipo de azar, pero como es una escala tan pequeña, a nivel macroscópico se puede predecir para grupos con buenos grados de precisión.
ResponderEliminarUna cosa que no has dicho es cómo en el azar se visualiza cierta noción de peligro, como en la expresión "los azares de la vida". También lo tienen en inglés y francés los cognados de "azar", como "biohazard", "riesgo biológico" y también el nombre en Japón de los juegos de zombies de la saga Resident Evil. Denota que en las causas encontramos seguridad, aunque sean traigan como consecuencia un castigo.
Curiosamente, al comprobar la etimología me he enterado de que en árabe era homónima o un doble sentido del origen de la palabra "azahar", "flores".
Creía que azahar y azar sólo era una coincidencia fonética, muy interesante.
EliminarTodos los animales y especialmente el hombre prevén sus acciones, así que la impredecibilidad, sea en un ecosistema o en un comportamiento son vistos como peligrosos
De hecho es frecuente que se soporten mejor, psicológicamente, las desgracias efectivas que la incertidumbre de que puedan producirse. Sufrimos más por los males que esperamos que por los que realmente nos aquejan. No solo porque no todos los esperados se hacen realidad, sino, sobre todo, por la carga añadida de la incertidumbre.
EliminarTotalmente cierto. Fijaos en eso de "más vale malo conocido que bueno por conocer".
EliminarNo siempre: entre la incertidumbre de tener cáncer y la certeza de padecerlo me quedo con lo primero.
EliminarPrefiero tener dudas y desconocimiento que respuestas que no me convenzan. Morder la manzana vale la pena.
ResponderEliminarSuscribo entusiasta lo de las dudas, lo del desconocimiento en absoluto; la ignorancia no es una ventaja nunca. Y siempre son mejores las preguntas que las respuestas, como saben todos los buenos científicos.
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