viernes, 8 de enero de 2021

La educación del poeta

 


Si no fuera porque esos son titulos que no puede concederse uno mismo, sino que te los tienen que adjudicar merecidamente los demás, me gustaría considerarme un poeta anarquista. Es decir, alguien tan bien educado que me pemitiera expresarme con la precisión de un poeta y la imaginación de un científico. Y por supuesto mi anarquismo tiene que ver con esa utopia probablemente irrealizable, dado como somos la mayoría de los humanos, mezcla de ángeles y demonios, y nada no con burradas como el reciente asalto al Capitolo estadounidense. En realidad, para mí, poeta anarquista es una redundancia porque creo que un verdadero poeta es siempre un anarquista, lo sepa o simplemente lo presienta, y todo anarquista de corazón es un poeta, escriba o no poemas. “La  democracia no va de votar, va de educar. La educación es lo único que puede hacer que una sociedad avance y se entienda a sí misma” Joann Sfar, dibujante y guionista francés de comics, autor de mi adorado Vampir, el pequeño vampiro. Los políticos no pueden decirselo a su clientela, los votantes, pero el principal déficit de toda democracia, pese a la mediocridad de sus profesionales de la política, son los ciudadanos, los votantes y en consecuencia, el único remedio es su educación generalizada, la buena educación. y ahí entramos en un círculo vicioso, porque casi ningún político está interesado en promoverla, ya que, dada su mediocridad, va en contra de sus inmediatos intereses: conseguir el poder y mantenerlo. Es más conveniente que esos miles de millones de moscas votantes, persistentemente halagadas, no se atrevan a "equivocarse" y sigan consumiendo mierda, no vaya a ser que terminen pensando por su cuenta. En ese sentido, aprender a fabricar un cóctel molotov (bastante sencillo) es mejor que aprender a insultar al que piensa diferente; aún más fácil. Si creen que exagero, miren a este Estados Unidos actual, resultado obvio de una persistente mala educación. O más cerca: mirémonos aquí mismo, ahora mismo.

2 comentarios:

Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía