sábado, 23 de enero de 2021

La fe del lobo

 

Impenitente lector, hay dos expresiones que me quitan las ganas de explorar un libro. Cuando dicen que es entretenido, rebajando el goce supremo de la lectura a matar el tiempo, y cuando se dice que está bien escrito; hombre eso debería ser lo mínimo, como la buena educación y los modales, una deferencia al lector que no pierde el tiempo, sino que lo emplea en la lectura de ese libro concreto y no de otro. Curiosamente, ambas son alabanzas que han recibido algunos de mis libros, por lo que recomiendo no perder el tiempo con ellos y ganarlo con los de otros, como hago yo. Pero quiero a mis libros; los quiero como el padre que quiere a sus hijos no a pesar de sus defectos, sino debido a ellos. Lo que hace entrañable los juegos de un cachorro no es su habilidad, sino su torpeza.

Yo me regalo los libros de otros, por la misma razón que un hombre no regala a su mujer un abrigo de pieles, sino que la lleva a contemplar al animal que lo lleva puesto. Nadie lo luciría mejor. El humanismo, tan alabado, es solo un sindicalismo de nuestra especie. Somos humanistas como somos gregarios desde el neolítico, por eso alabamos el rebaño en nuestra religión y detestamos al lobo solitario, cuyo dios no quiere mutitudes. La lectura es un vicio, una virtud solitaria que requiere una doctrina de la soledad. Una fe de lobo. Lo más creativo de las religiones son los herejes. Dios hizo al lobo a su imagen y semejanza y al hombre como su despiadada caricatura. Las llamadas religiones del libro tienen una gran virtud y un horrendo defecto. La virtud es situar al libro, al verbo en el centro de la adoración. El defecto es situar a un único libro excluyendo a los demás.Y de los libros excluyo el Corán, no me gustan los códigos penales.

Los cazadores suelen soltar una conocida boutade: que matan animales porque aman la naturaleza. Si tienen autoestima eso les debería conducir inexorablemente al suicidio. Y siguendo su lógica, por llamarla algo, deberían ir a los museos provistos de cuchillos para rajar los Velázquez; algunos lo hacen. Si la naturaleza es un libro abierto, el gran error es intentar solo leerlo en lugar de dejar que él te lea a tí. Los libros que más me gustan son los que me leen a mí a la vez que yo los leo a ellos, de esa reciprocidad nace un gozo inefable.

Hay algo peor que covertir un río en una cloaca a cielo abierto: convertirlo en una frontera.

2 comentarios:

  1. Me gusta tu definición de humanismo como sindicalismo de nuestra especie.

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    1. Dentro de un cierto orden social, yo estoy a favor de los sindicatos

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía