sábado, 28 de marzo de 2020

Crónicas del supermercado.-2



Buenos días, reclusos. Mañana cumplo años, muchos. Lo celebraré solo. Abro el ordenador con la imagen querida y añorada de mi perra, que ya no cumple años. En el equipo de música suena la voz dulce y pedigüeña de Chet Baker, probablemente entrenada a solicitar una dosis. Me rodean mis libros, dulce compañía mejor para mí que la del niño Jesús de mis lejanas oraciones infantiles. Ya he hablado con mi longeva madre, optimista impenitente. El sol baña mi salón, como ayer el aguanieve. Primavera. He comprado el periódico y he ido al súper: pan, leche, cervezas, legumbres, plátanos. Los estantes vuelven a estar nutridos. Mascarillas y guantes. Tabaco y whisky. Camino a casa, perros con problemas de próstata, supongo, arrastrando a sus ufanos dueños con coartada.


Me hago el siguiente diálogo:


—¡Estoy harto de oír hablar de responsabilidad personal! ¡Ya he hecho todo lo posible para hacer que el mundo sea un lugar mejor para vivir!


—¿De verdad?


—¡Claro!¡He nacido!¿No?


—Oh sí, perdón por no darte las gracias


—¡Bienvenido al club!


Este es un dialogo entre Calvin y Hobbes, el niño y su tigre (¿imaginario?) que creó el genial Bill Watterson.


Pues bien, no tenéis que felicitarme, sino felicitaros por la suerte de haber coincidido conmigo en este mismo tiempo de este mismo mundo. Egocentrismo en estado purísimo. La modestia, esa virtud de los mediocres, ¿verdad Donald?



4 comentarios:

  1. Pareces Maruja Torres. Por lo menos aún te lee Morando.

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  2. Buen momento (mañana 29) para reflexionar y positivar los temas más importantes. Tus posts extraordinarios. Tus aciertos muy potentes con la falta de ellos que tenemos que esforzarnos en enriquecer y continuar. Un fuerte abrazo

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Ansío los comentarios.Muchas cabezas pueden pensar mejor que una, aunque esa una sea la mía